domingo, 25 de agosto de 2013

FIESTA DE JESÚS NAZARENO 2013

FIESTA DE JESÚS NAZARENO EN MAGALLANES


“DESDE LA PATAGONIA ANUNCIAMOS TU EVANGELIO, SEÑOR”

Estamos viviendo un año que nos convoca a la meditación de la historia de nuestra iglesia diocesana y de sus múltiples iniciativas por cumplir la misión de evangelizar y servir a todos, con especial preferencia, como su Maestro, por los más pobres y privados de las riquezas heredadas por la Iglesia para dotar a hombres y mujeres con los recursos para alcanzar su plena dignidad de hijos de Dios en un Pueblo de hermanos: el Evangelio, los sacramentos celebrados y vividos en comunidad; la promoción humana como exquisita manifestación de la caridad.

Se han cumplido 50 años del concilio Vaticano II y otros tantos desde la fundación de la escuela “La Milagrosa”, se ha festejado el cincuentenario de la parroquia Nuestra Señora de Fátima, los 70 años de la parroquia Cristo Obrero y los 30 años de la Comunidad del Santuario de Jesús Nazareno. Una línea continuada de iniciativas, expresión de la voluntad de servir al pueblo magallánico. Y, en todas las iniciativas señaladas hay una constante: sus protagonistas y destinatarios son, mayoritariamente, los hijos e hijas de Chiloé que constituyen el estrato demográfico predominante de la región.

La Misión General de 1966, el Sínodo de los ’80 potenciaron la conciencia de la iglesia austral y abrieron camino, afinando la sensibilidad pastoral. La iglesia, como tantas otras veces en siglos pasados, hizo suyos los principios de valoración de la cultura, máxime al tratarse de culturas a cuya génesis ella misma contribuyó decisivamente.

Hacia los años 80 estaba madurando la sociedad eclesial magallánica para hacerse cargo de la religiosidad popular como elemento cultural del mayor contingente migratorio constitutivo de sus bases comunitarias: el pueblo chilote. Integrando la piedad popular insular la Iglesia local no sólo se ha enriquecido a sí misma sino que está contribuyendo a preservar y alentar una vertiente decisiva del perfil cultural de la región y de la entera Patagonia.

Y, como en la Iglesia “lo que se cree se celebra”, no como estrategia sino por impulso de la conciencia adquirida, empezó a celebrarse entre nosotros la fiesta de Jesús Nazareno. Sencilla y doméstica, al estilo de Nazaret; masiva, luego. Profundizada en iniciativas comunitarias permanentes, con el paso de los años. Localizada en capillas de barrio y en un santuario diocesano. No siempre todos contestes. El reciente estreno del documental “Huellas del Nazareno en la Patagonia” da cuenta de ello con acentos conmovedores. Siempre modesta… con medios pobres, que ahí está la fuerza del Espíritu renovador de los discípulos del Nazareno, abierta a nuevas síntesis en línea de continuidad y cambio, presagio de dinamismo creativo propio de una realidad viviente.

La fiesta de Jesús Nazareno, bien celebrada por todas las comunidades de la diócesis magallánica, hace justicia a nuestras raíces; es un fruto del camino hecho por miles de católicos, pastores y laicos, religiosas y misioneros del archipiélago de origen y de las pampas patagónicas.

Cuando, el 30 de agosto, miles de chilotes lleguen en sus lanchas al santuario de Caguach para celebrar la fiesta tradicional de Jesús Nazareno, recibirán el saludo que entregaremos hoy al obispo de Chiloé de parte de sus hermanos que en el santuario de Punta Arenas y desde aquí a Puerto Natales, Porvenir, Coyhaique, Puerto Aisén y la Patagonia argentina han vindicado su cultura y sus tradiciones difundiendo la fe y la devoción en el Nazareno y, junto al altar de la isla, podrán contemplar la bandera que simboliza la misión que los migrantes desarrollan en tierras tan distantes y distintas del solar originario.

Celebremos hoy la fiesta de Jesús Nazareno en Magallanes, enarbolando la bandera morada y amarilla que anuncia la pasión y muerte de Jesús, proclamando su victoria. Y en esta demostración reconozcamos el proceso misionero y evangelizador que miles de chilotas y chilotes han realizado en sus propios hogares o en casas ajenas donde nanas y obreros, en el compartir cotidiano, han enseñado a rezar y han transmitido su conocimiento del Señor a los hijos de otras familias que recuerdan con simpatía el acervo recibido y se emocionan al escuchar hoy los rezos y cantos tradicionales que resuenan en las liturgias populares de las comunidades nazarenas y en el santuario regional.


HOY: PROCESIÓN DE JESÚS NAZARENO EN PUNTA ARENAS

INICIO: 14.30 HORAS
DESDE EL SANTUARIO DIOCESANO DE JESÚS NAZARENO: AVDA. CIRCUNVALACIÓN ESQUINA DE SALVADOR ALLENDE.

Recorrido de la procesión: Avda. Circunvalación, desde el santuario hacia el sur. Gaspar Marín, de cerro a mar. J. V. Lastarria de sur a norte; José Galindo de sur a norte. Pedro Bórquez de este a oeste. Avda. Circunvalación hasta el santuario.


ORDEN DE LA PROCESIÓN

Se ruega a las comunidades asistir con la imagen de su santo patrono y la “Cruz de Chile”

Abanderados y Cruz del santuario
Banda instrumental de la III Zona Naval
Comunidad San Pedro Pescador
Parroquia Nuestra Señora de Fátima
Banda de músicos y Delegación de la Escuela Alberto Hurtado
Parroquia Cristo Obrero
Parroquia San Pío
Banda instrumental y de guerra del Instituto Don Bosco
Parroquia María Auxiliadora
Parroquia Catedral
Parroquia San Miguel
Parroquia Santa Teresa de Los Andes
Delegación Escuela La Milagrosa
Banda de guerra del santuario de Jesús Nazareno
Comunidad de San Sebastián
Grupo Devotos de Santa Rita
Imagen de la Virgen Dolorosa
Asociaciones y Grupos del Santuario de Jesús Nazareno
Juego de banderas
Banda tradicional de músicos chilotes
Acólitos del santuario
Señor Obispo, Clero y autoridades invitadas.
Imagen de Jesús Nazareno
Movimientos Apostólicos
Familias Católicas en general.








domingo, 18 de agosto de 2013

DOMINGO 20º DEL TIEMPO ORDINARIO


“He venido a traer fuego sobre la tierra”

Jeremías, como profeta que es, comunica al pueblo la Palabra que Dios le inspira. Pero esta Palabra es una palabra incómoda y molesta. El pueblo, comenzando por el Rey y las autoridades, deberá convertirse de su mala vida y ser fiel a la Alianza que tiene con Dios. De lo contrario, debe atenerse a las consecuencias. En ese momento, la ciudad está sitiada por las fuerzas enemigas. Todos sus habitantes pueden ser deportados. Los príncipes dicen que esas palabras minan la moral de las tropas, y deciden acabar con él. El rey, que se llama Sedecías, les da permiso para que hagan con él lo que quieran, y deciden arrojarlo a un aljibe sin agua. Pero el aljibe tiene un sedimento de lodo bastante alto. Dejan al profeta enfangado hasta la cintura. Un eunuco etíope, que vive en palacio al servicio del Rey, avisa al Rey de lo que han hecho con Jeremías, y que si no se le saca pronto de allí, morirá. El rey entonces autoriza al etíope para que rescate a Jeremías valiéndose de algunos hombres.

El autor de la Carta a los hebreos escribe a los judíos animándoles para que se conviertan a la nueva fe. Una nube ingente de testigos nos rodea, dice él. O sea, que son muchísimos los judíos que se han convertido ya, y esto debe despejarles las dudas de la decisión definitiva. Les invita a quitarse lo que les estorba, que no es otra cosa que la observancia de la ley, y a que se arrepientan de sus pecados para entrar en el camino de la salvación, que es Cristo. De nada les serviría dejar de observar la ley si no se convirtieran de sus pecados. Pero les anuncia también la Cruz para que no se llamen a engaño. Porque la conversión abrirá las puertas a la difamación y a la calumnia. El ejemplo de Cristo, que soportó la ignominia de los pecadores, es el espejo en el que se tienen que mirar. Todavía no han llegado a la sangre en su lucha contra el pecado.

Las palabras de Jesús en el Evangelio son tan claras a veces que se entienden sin esfuerzo, y hasta se podría decir que todo comentario es innecesario. Otras veces, sin embargo, son tan oscuras que necesitan alguna aclaración. Este Evangelio pertenece a las segundas. Será necesario aclarar a qué fuego se refiere Jesús cuando dice que ha venido a traer fuego a la tierra, cual es el bautismo que tiene que recibir, y qué sentido tienen aquí las palabras paz y guerra cuando dice que no ha venido a traer la paz, sino la guerra.

CONTEMPLAMOS LA PALABRA

I LECTURA

La palabra del profeta molesta porque obliga a todos, pueblo y autoridades, a confrontar la realidad. Y son muchos los que preferirán no escucharla ni verla. Pero el profeta no fue llamado ni para adular a alguien ni para pronunciar palabras complacientes, sino para anunciar y denunciar.

Lectura del libro de Jeremías 38, 3-6. 8-10

El profeta Jeremías decía al pueblo: "Así habla el Señor: 'Esta ciudad será entregada al ejército del rey de Babilonia, y éste la tomará'". Los jefes dijeron al rey: "Que este hombre sea condenado a muerte, porque con semejantes discursos desmoraliza a los hombres de guerra que aún quedan en esta ciudad, y a todo el pueblo. No, este hombre no busca el bien del pueblo, sino su desgracia". El rey Sedecías respondió: "Ahí lo tienen en sus manos, porque el rey ya no puede nada contra ustedes". Entonces ellos tomaron a Jeremías y lo arrojaron al aljibe de Malquías, hijo del rey, que estaba en el patio de la guardia, descolgándolo con cuerdas. En el aljibe no había agua sino sólo barro, y Jeremías se hundió en el barro. Ebed Mélec salió de la casa del rey y le dijo: "Rey, mi señor, esos hombres han obrado mal tratando así a Jeremías; lo han arrojado al aljibe, y allí abajo morirá de hambre, porque ya no hay pan en la ciudad". El rey dio esta orden a Ebed Mélec, el hombre de Cusa: "Toma de aquí a tres hombres contigo, y saca del aljibe a Jeremías, el profeta, antes de que muera".
Palabra de Dios.

SALMO

Salmo 39, 2-4. 18

R. ¡Señor, ven pronto a socorrerme!

Esperé confiadamente en el Señor: Él se inclinó hacia mí y escuchó mi clamor. R.

Me sacó de la fosa infernal, del barro cenagoso; afianzó mis pies sobre la roca y afirmó mis pasos. R.

Puso en mi boca un canto nuevo, un himno a nuestro Dios. Muchos, al ver esto, temerán y confiarán en el Señor. R.

Yo soy pobre y miserable, pero el Señor piensa en mí; tú eres mi ayuda y mi libertador, ¡no tardes, Dios mío! R.

SEGUNDA LECTURA

La exhortación es sacudir el lastre y mirar a lo alto, andar ligeros de carga y fijar los ojos en Jesús. Así se hace más ágil el camino y más directo, porque sabemos hacia dónde vamos.

Lectura de la carta a los Hebreos 12, 1-4

Hermanos: Ya que estamos rodeados de una verdadera nube de testigos, despojémonos de todo lo que nos estorba, en especial del pecado, que siempre nos asedia, y corramos resueltamente al combate que se nos presenta. Fijemos la mirada en el iniciador y consumador de nuestra fe, en Jesús, el cual, en lugar del gozo que se le ofrecía, soportó la cruz sin tener en cuenta la infamia, y ahora "está sentado a la derecha" del trono de Dios. Piensen en Aquél que sufrió semejante hostilidad por parte de los pecadores, y así no se dejarán abatir por el desaliento. Después de todo, en la lucha contra el pecado, ustedes no han resistido todavía hasta derramar su sangre.
Palabra de Dios.


EVANGELIO

Jesús continúa la tradición de los profetas, que, con palabras encendidas, transmiten la voluntad de Dios. Esa palabra que Jesús pronuncia, exige una determinación, porque no da lo mismo cualquier cosa. La confrontación es inevitable porque hay decisiones vitales que están en juego. Para quien elige seguir a Jesús y participar del reino de Dios, hay una postura clara con respecto al amor al prójimo, especialmente al más débil y necesitado. Y en ese punto no se pueden hacer concesiones ni aguar el mensaje para quedar bien con todos. Ese fuego que Jesús trae debe expandirse hasta los confines del mundo.

Ì Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 12, 49-53

Jesús dijo a sus discípulos: Yo he venido a traer fuego sobre la tierra, ¡y cómo desearía que ya estuviera ardiendo! Tengo que recibir un bautismo, ¡y qué angustia siento hasta que esto se cumpla plenamente! ¿Piensan ustedes que he venido a traer la paz a la tierra? No, les digo que he venido a traer la división. De ahora en adelante, cinco miembros de una familia estarán divididos, tres contra dos y dos contra tres: el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra.
Palabra del Señor.

COMPARTIMOS LA PALABRA

En lo referente al fuego, evidentemente Jesús no es ningún incendiario o uno de esos pirómanos que pululan por los campos en el tiempo estival. El fuego que Jesús ha venido a traer a la tierra es el fuego del conocimiento y del amor del Padre, el fuego de la caridad y del amor de los unos con los otros, el fuego del Espíritu Santo que extienda el conocimiento de su nombre hasta todos los confines de la tierra.

Cuando dice que tiene que recibir un bautismo, por supuesto que no se refiere al bautismo de Juan que había recibido ya al comienzo de su predicación, sino al trance de su muerte. Es un bautismo de sangre, el bautismo de su pasión y muerte, por la que nosotros habíamos de ser regenerados para la vida eterna. Por eso precisamente desea recibirlo.

Y cuando dice que no ha venido a traer la paz, sino la guerra y la desunión en las familias ¿qué quiere decir Jesús? ¿Cómo es posible que Jesús haya podido decir tal cosa, cuando en las últimas horas de su vida, rodeado de sus apóstoles en la última cena, dijo: La paz os dejos mi paz os doy; Padre, que todos sean uno como tú y yo somos uno?

Evidentemente, no viene a traer la paz del rey Sedecías, de la primera lectura, una marioneta en las manos de los poderosos corruptos de su gobierno. Un hombre sin personalidad, sin carácter y sin autoridad que accede cobardemente a entregar a Jeremías para que lo maten diciendo: Ahí lo tenéis en vuestro poder, el rey no puede hacer nada contra vosotros. Y cuando un hombre compasivo, un extranjero, le pide su liberación, la concede a toda prisa porque está lleno de miedo y no sabe qué hacer. Gobernantes así son la ruina de los pueblos.

La paz a la que alude Jesús en el contexto de la última cena es una paz interior, una paz del Espíritu, un gozo del alma. Y es el resultado de la armonía entre Dios y el hombre interior, algo tan hermoso que probablemente será necesario experimentarlo alguna vez para saber lo que es, y para comprender también que es algo que el mundo no puede dar.

Ahora bien, la paz a la que alude Jesús en este texto que estamos comentando no tiene ese sentido. Mejor dicho, tiene un sentido peyorativo. Es una paz externa, la paz de la pereza, del conformismo, de la cobardía. La paz que existe entre las personas que están juntas, pero que no tienen ningún lazo interior para estar unidas. No hay nada fuerte y vigoroso que una a las personas que viven en esa paz. Y en cuanto surge el menor conflicto, eso será la chispa que haga saltar la paz en que viven en mil pedazos para dar paso a la guerra y a la división.

Esto es precisamente lo que ocurre cuando Jesús entra con fuerza en el corazón de una persona. Se adueña de ella y la condiciona de tal manera que esta persona será una persona distinta, se sentirá movida a hacer cosas distintas y a renunciar a cosas que antes hacía con normalidad. Y el impacto puede ser tan fuerte, incluso entre los miembros de una misma familia, que provocará la desunión entre ellos. La historia se ha encargado de acreditar esta realidad con la abundancia de casos que se quiera. Esa es la división que Cristo ha venido a traer. La división de los que no tenían ninguna razón sólida y fuerte para estar unidos. Y la división de los que aceptan y rechazan a Cristo en sus vidas.



ESTUDIO BÍBLICO

Primera lectura: (Jeremías 38, 4-6.8-10)

Marco: El contexto es la situación de Jerusalén en el tiempo inmediato anterior a su destrucción el año 587 a.C. Se subraya la situación de carencia: el pueblo esta desanimado, el rey no tiene poder, no hay agua en las cisternas, no hay pan en la ciudad. La lectura forma parte de la así llamada “pasión de Jeremías”.

Reflexiones

1ª) ¡La resistencia a la palabra del profeta repercute en su persona!

Ese hombre no busca el bien del pueblo sino su desgracia. La situación era delicada. Jeremías ha de llevar adelante su ministerio profético en circunstancias difíciles. Nos han quedado algunos fragmentos dramáticos que hemos convenido en llamar las “confesiones de Jeremías”, que revelan muy bien la intimidad del alma de este profeta caracterizado por una exquisita sensibilidad, un amor entrañable a su pueblo y una fidelidad a Dios inquebrantable (Jr 11,18ss; Jr 15,10ss; Jr 18,18-21). También los profetas interpretaron la situación política (recuérdese la misión de Elías y, sobre todo, de Eliseo y otros muchos profetas como Natán, Isaías, Amós, etc.), porque son los intérpretes autorizados de las exigencias de la alianza que alcanza a todos los aspectos de la vida personal y nacional. El profeta tuvo que tomar parte en aquellas circunstancias y aconsejar que se rindieran al rey de Babilonia, como única salida posible y viable. Su consejo y su postura no fueron aceptados y le causaron dura oposición y persecución.

Segunda lectura: (Hebreos 12,1-4)

Marco: El contexto es la exhortación a la constancia y fortaleza en medio de las dificultades, contrariedades y persecuciones resistiendo activamente. El autor invita a los lectores a fijar la mirada en el ejemplo de Jesús que es quien abre camino

Reflexiones

1ª) ¡Dejemos de lado lo que obstaculiza y corramos en la carrera que nos toca!

Corramos en la carrera que nos toca, sin retirarnos, fijos los ojos en el que inició y completa nuestra fe. Toda la historia de la salvación está orientada hacia la consecución de una gran esperanza. Esa esperanza iba tomando formas y expresiones diferentes, aunque siempre continuadas y complementarias, a lo largo de los siglos de preparación. Realizada la presencia del Salvador en el mundo, esta esperanza se expresa de una manera cristológica, es decir, el motivo y la meta de la esperanza es participar en la misma historia y destino de Jesús. El discípulo debe tener los ojos fijos en Jesús. Es necesario seguir adelante siempre y sin claudicaciones y, como sabemos, en medio de persecuciones a muerte: Olvidando lo que he dejado atrás me lanzo hacia delante en busca de la meta y del trofeo al que Dios, por medio de Cristo Jesús, nos llama desde lo alto... De todos modos, sigamos adelante siendo consecuentes con lo que ya hemos alcanzado (Flp 3,12-16). Son exhortaciones, en ambos casos, que tratan de dar respuesta a una situación real y dolorosa. Todo es posible por el poder de Dios y la contribución de las virtualidades de todo orden que tenemos a nuestro alcance. La oferta que el cristianismo hace a los hombres es valiosa como el oro y conlleva que sea estimada como tal. Hoy como ayer hay que presentar el cristianismo como una respuesta que alcanza a lo más valioso del hombre y le promete la realidad que le proporciona su sentido.

Evangelio: (Lucas 12,49-53)

Marco: Proseguimos el viaje a Jerusalén. El fragmento podría titularse: el Reino no admite rivales; su prioridad es indiscutible en los planes y actuación de Jesús. El evangelio es una noticia inquietante, que puede engendrar la división.

Reflexiones

1ª) ¡Encender el fuego en el mundo, tarea principal de Jesús!

La imagen del fuego está relacionada con la espera escatológica*. Es una imagen que acompaña en las descripciones habituales que presentan los signos del fin. El propio Bautista recurre a ella en su predicación de marcado sabor escatológico también (Lc 3,16-17). La predicación de Jesús estaba intensamente coloreada por la espera y realización escatológica. Se trata de un fuego purificador en primer lugar: es necesario que la humanidad sea acrisolada al fuego para entrar en la gloria. También tiene el aspecto destructor. La relación de fuego y bautismo sugiere igualmente la idea de la regeneración total. No olvidemos que en este itinerario hacia Jerusalén, Jesús quiere instruir de modo peculiar a sus discípulos. Esta enseñanza va dirigida especialmente a ellos: el destino de Jesús es pasar por el fuego y el bautismo de su muerte y resurrección para hacer presente en el mundo el fuego purificador para siempre y ofrecer un bautismo que transforme a la humanidad. Estas imágenes, por tanto, nos invitan a comprender el mensaje de Jesús a sus discípulos de forma y que alcance a todo el ser del hombre.

2ª) ¡Jesús es un signo de contradicción, una bandera discutida y un valor absoluto!

¿Pensáis que he venido a traer al mundo paz? No, sino división. Hemos de habituarnos al estilo paradójico de Jesús. Una lectura precipitada de estas expresiones podría conducir a una comprensión desviada de sus palabras. Jesús proclamó dichosos a los promotores de la paz; se opuso a la violencia. La sangre de su cruz establece la reconciliación y la paz entre todas las cosas y entre los hombres y Dios. La paz es uno de los bienes fundamentales que se esperan para la etapa central de la salvación, porque la paz sintetiza todos los bienes de la salvación. El Dios de Jesús es un Dios de paz y no de aflicción o de guerra. ¿Cómo entender entonces estas palabras? En la Biblia hay diversos géneros literarios y uno de ellos es el uso de la paradoja. Jesús, que es el Príncipe de la paz, afirma que no ha venido a traer la paz. Cuando Jesús pide, como condición para seguirle, que hay que negarse incluso a sí mismo, o cuando dice que no es digno de él quien no le prefiere, incluso a los seres familiares más queridos, está suscitando una elección radical. En una misma familia puede haber miembros que se deciden por el seguimiento y otros no. ¿Qué ocurre entonces? Que se produce una criba, una división, no querida directamente por Jesús, sino resultado de la opción tomada por el discípulo que decide seguirle. Es decir, el seguimiento de Jesús provoca muchas oposiciones. Jesús es una bandera discutida. Simeón lo había afirmado en la presentación del templo (relato de la infancia, Lc 2), donde leemos una página entendida retrospectivamente*. La prueba definitiva de que Jesús fue rechazado por su pueblo es que fue condenado a muerte en cruz (cf. Jn 7 y 8: en ambos capítulos aparece por once veces que la vida de Jesús estaba en grave peligro de muerte; en ellos se subraya la labor de juicio y de criba que provoca la palabra y los gestos de Jesús).

Es, por tanto, una verdad extendida por todo el evangelio que la persona, las palabras y los gestos de Jesús, que vino a establecer la definitiva paz entre los hombres, y entre Dios y los hombres, de hecho lleva consigo la división por la exigencia de la opción tomada frente a él. División no querida, pero inevitablemente producida. Jesús es un valor absoluto que está incluso por encima de la sagrada institución de la familia.. Este evangelio sigue siendo vivo hoy, pero encuentra no pocas dificultades. No es fácil compaginar la seriedad del seguimiento de Jesús, así presentado y planteado, y la cultura de los hombres de hoy. ¿Hablaría de la misma manera, propondría las mismas exigencias, se arriesgaría de la misma manera si Jesús viniese hoy al mundo como lo hizo entonces?... La respuesta es que el Evangelio es único y para siempre y que, por tanto, Jesús es único y para siempre: Jesucristo es el mismo ayer y hoy y siempre (Hb 13,8).







jueves, 15 de agosto de 2013

ASUNCIÓN DE MARÍA SANTÍSIMA

La Asunción de la Virgen María.

“Acordándose de Su misericordia”

Toda festividad de María es un memorial implícito de la Encarnación, de la cercanía de Dios.

El sentido profundo de la fe del pueblo ha captado esta cercanía de Dios en María y la plena realización de la humanidad nueva de Cristo, cumplida en ella.

El sentido de la fe del pueblo lo ha captado con tal intensidad y clarividencia que necesita expresarlo, hacer de la Madre un referente para lo inmediato de la vida, sembrando la geografía de presencias marianas, celebrando en el curso del tiempo la solidez y fecundidad de su fe.

El sentido de la fe del pueblo nos presenta a María como icono permanente, como peregrina de la confianza en Dios.

CONTEMPLAMOS LA PALABRA

Si bien no hay datos en el Nuevo Testamento de que María haya sido elevada en cuerpo y alma al cielo, esta afirmación de fe se debe a una declaración dogmática del papa Pío xII en el año 1950. María es considerada, desde este dogma, la primera persona humana redimida y glorificada en la plenitud de su existencia. Ella, como signo de la humanidad redimida, hace que nuestro caminar se llene de esperanza, confiando en el destino de Gloria que Dios nos ha preparado.

I LECTURA

"El autor se aprovecha quizá de una narración popular de origen mitológico, pero el simbolismo complejo que recoge está totalmente empapado del Antiguo Testamento. La mujer representa al pueblo de Dios, el dragón, a las fuerzas diabólicas; sus peripecias señalan momentos y aspectos diversos del choque entre el bien y el mal, en donde se articula y se desarrolla la historia de la salvación".

Lectura del libro del Apocalipsis 11, 19a; 12, 1-6a. 10ab

Se abrió el Templo de Dios que está en el cielo y quedó a la vista el Arca de la Alianza. Y apareció en el cielo un gran signo: una Mujer revestida del sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas en su cabeza. Estaba embarazada y gritaba de dolor porque iba a dar a luz. Y apareció en el cielo otro signo: un enorme Dragón rojo como el fuego, con siete cabezas y diez cuernos, y en cada cabeza tenía una diadema. Su cola arrastraba una tercera parte de las estrellas del cielo, y las precipitó sobre la tierra. El Dragón se puso delante de la Mujer que iba a dar a luz, para devorar a su hijo en cuanto naciera. La Mujer tuvo un hijo varón que debía regir a todas las naciones con un cetro de hierro. Pero el hijo fue elevado hasta Dios y hasta su trono, y la Mujer huyó al desierto, donde Dios le había preparado un refugio. Y escuché una voz potente que resonó en el cielo: "Ya llegó la salvación, el poder y el Reino de nuestro Dios y la soberanía de su Mesías".
Palabra de Dios.
SALMO

Salmo 44, 10b-12. 15b-16

R. ¡De pie a tu derecha está la Reina, Señor!

Una hija de reyes está de pie a tu derecha: es la reina, adornada con tus joyas y con oro de Ofir. R.

¡Escucha, hija mía, mira y presta atención! Olvida tu pueblo y tu casa paterna, y el rey se prendará de tu hermosura. Él es tu señor: inclínate ante él. R.

Las vírgenes van detrás, sus compañeras la guían, con gozo y alegría entran al palacio real. R.

SEGUNDA LECTURA

El pecado de la humanidad no ha roto el proyecto de Dios, que siempre busca la vida por encima de la muerte. En Jesucristo, esta victoria sobre la muerte ya se ha realizado, y se realizará también en nosotros.

Lectura de la primera carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto 15, 20-27a

Hermanos: Cristo resucitó de entre los muertos, el primero de todos. Porque la muerte vino al mundo por medio de un hombre, y también por medio de un hombre viene la resurrección. En efecto, así como todos mueren en Adán, así también todos revivirán en Cristo, cada uno según el orden que le corresponde: Cristo, el primero de todos; luego, aquellos que estén unidos a él en el momento de su Venida. En seguida vendrá el fin, cuando Cristo entregue el Reino a Dios, el Padre, después de haber aniquilado todo Principado, Dominio y Poder. Porque es necesario que Cristo reine hasta que ponga a todos los enemigos debajo de sus pies. El último enemigo que será vencido es la muerte, ya que Dios "todo lo sometió bajo sus pies".
Palabra de Dios.

EVANGELIO

"En el Magníficat, la Virgen María aparece libre de la ansiedad y la inquietud que nacen del egoísmo, del orgullo y de la búsqueda de los propios intereses. Se presenta más bien con la serenidad profunda de quien se sabe acogida y bendecida por el amor de un Dios que colma todos sus deseos. En María vemos lo que acontece cuando alguien permite que Dios intervenga en la propia vida y le cede el protagonismo de la propia existencia. Ella nos muestra hasta dónde puede llegar la acción misericordiosa de Dios, que siempre está llamando a la puerta de nuestro corazón y de nuestra sociedad para colmarnos de vida y de felicidad".

Ì Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 1, 39-56

María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Apenas ésta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su vientre, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó: "¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi vientre. Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor". María dijo entonces: "Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador, porque él miró con bondad la pequeñez de su servidora. En adelante todas las generaciones me llamarán feliz, porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas: ¡su Nombre es santo! Su misericordia se extiende de generación en generación sobre aquéllos que lo temen. Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los soberbios de corazón. Derribó a los poderosos de su trono y elevó a los humildes. Colmó de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos con las manos vacías. Socorrió a Israel, su servidor, acordándose de su misericordia, como lo había prometido a nuestros padres, en favor de Abraham y de su descendencia para siempre". María permaneció con Isabel unos tres meses y luego regresó a su casa.
Palabra del Señor.

COMPARTIMOS LA PALABRA

 “Ahora se estableció la salud”

Esta lectura del Apocalipsis es como una alegoría que emana luz por todas partes. Se nos presenta una pugna por la vida, en la cual, la intervención de Dios sale fiadora de la debilidad.

El libro del Apocalipsis es un canto convencido de la victoria de la acción salvadora del Señor.

La bondad nos libera para poder caminar la existencia reconciliados desde dentro hasta los límites de la historia.

“Por Cristo, todos volverán a la vida”

La primera discípula de Jesús fue María. En ella cuajó el Reino como una gestación y en ella resplandece la vida nueva que Jesús nos brinda.

No importa tanto lo que ella fue, cuanto lo que se dejó habitar, modelar, transformar. Ni fácil, ni difícil. Total abandono, total gratuidad.

En María contemplamos cristalizada la Palabra: la muerte superada, la vida cumplida, la pérdida como mejor ganancia, lo escondido fecundado, la escucha bendecida, el servicio que revierte en autenticidad, el silencio que colma de sentido cada gesto.

“María se puso en camino”

El relato de Lucas es un referente perfecto para contemplar el evangelio vivido. No se puede perfilar más ni mejor la identidad de un cristiano:

-        La experiencia del amor de Dios no nos deja ensimismados, nos induce a buscar respuestas, a encontrar caminos, a compartir con los otros. Nos lanza a la historia.
-        La vivencia de la confianza en Dios nos adentra en el gozo de acoger un envío, un servicio integral de lo que uno es para que los demás tengan vida con nosotros. El gozo no puede acallarse, busca cauces, se hace encuentro, relación, intimidad celebrada…
-        La experiencia del actuar de Dios edifica nuestra dignidad, sostiene nuestra libertad, despierta nuestro sentido de justicia, aviva nuestra misericordia.

ESTUDIO BÍBLICO

La Asunción

1ª Lectura: Apocalipsis 11, 19a; 12, 1-6.10: ¡El cielo siempre nos espera!

I.1. Se ha querido comenzar esta lectura poniendo la manifestación celestial del Arca de la Alianza, que ya había desaparecido del Santuario de Jerusalén, probablemente con la conquista de los babilonios. ¡Es imposible encontrarla en alguna parte, a pesar de que se alimente la leyenda de mil maneras! Y ni siquiera será necesaria en un cielo nuevo, porque entonces habrá perdido su sentido. En nuestro texto es todo un símbolo de una nueva época escatológica que revela las nuevas relaciones entre Dios y la humanidad.

I.2. Y si de signos se trata, el de la mujer encinta ha sido identificado en María durante mucho tiempo. Esta lectura ya no tiene sentido, aunque se haya escogido este texto para la fiesta de la Asunción. No es posible que el niño que ha de nacer se identifique con Jesús que sería arrebatado al cielo para evitar que sea destrozado por el dragón. Si fuera así, toda la historia de Jesús de Nazaret, el Señor encarnado que vivió como nosotros y fue crucificado, perdería todo su sentido. La transposición no sería muy acertada.

I.3. El símbolo del cielo, apocalíptico desde luego, es el de la nueva comunidad, la Iglesia liberada y redimida por Dios que engendra hijos a los que les espera una vida nueva más allá de la historia. También María es “hija” de esa Iglesia liberada y salvada que vive como nosotros, siente con nosotros y es resucitada como nosotros, aunque sea madre de nuestro Salvador. Y por eso es también “madre” nuestra.

2ª Lectura: Primera a los Corintios 15, 20-26: En Cristo, todos tendremos una vida nueva

II.1. Cuando Pablo se enfrenta a los que niegan la resurrección de entre los muertos, se apoya en la resurrección de Cristo que ha proclamado como kerygma en los primeros versos de esta carta (1Cor 15,1-5). En el v. 20 el apóstol da un grito de victoria, con una afirmación desafiante frente a los que afirman que tras la muerte no hay nada. Si Cristo ha resucitado, hay una vida nueva. De lo contrario, Cristo que es hombre como nosotros, tampoco habría resucitado.

II.2. Podríamos decir muchas más cosas que Pablo sugiere en este momento. Él le llama “primicia” (aparchê), no en el sentido temporal, sino de plenitud. En Cristo es en quien Dios ha manifestado de verdad lo que nos espera a sus hijos. Él es el nuevo Adán, en él se resuelve el drama de la humanidad; por eso es desde aquí desde donde debe arrancar la verdadera teología de la Asunción, es decir, de la resurrección de María. Porque la Asunción no es otra cosa que la resurrección, que tiene en la de Cristo su eficiencia y su modelo; lo mismo que sucederá con nosotros.

Evangelio según san Lucas 1, 39-56: Un canto de “enamorada” de Dios

III.1. La visitación da paso a un desahogo espiritual de María por lo que ha vivido en Nazaret ¡había sido demasiado!. El Magnificat es un canto sobre Dios y a Dios. No sería adecuado ahora desentrañar la originalidad literaria del mismo, ni lo que pudiera ser un “problema” de copistas que ha llevado a algunos intérpretes a opinar que, en realidad, es un canto de Isabel, tomado del de Ana, la madre de Samuel (1Sam2,1-10) casi por los mismos beneficios de un hijo que llena la esterilidad materna. En realidad existen indicios de que podía ser así, pero la mayoría piensa que Lucas se lo atribuye a María a causa de la bendición como respuesta a las palabras de Isabel. Así quedará para siempre, sin que ello signifique que es un canto propio de María en aquel momento y para esa ocasión que hoy se nos relata.

III.2. Se dice que el canto puede leerse en cuatro estrofas con unos temas muy ideales, tanto desde el punto de vista teológico como espiritual; con gran sabor bíblico, que se actualiza en la nueva intervención de Dios en la historia de la humanidad, por medio de María, quien acepta, con fe, el proyecto salvífico de Dios. Ella le presta a Dios su seno, su maternidad, su amor, su persona. No se trata de una madre de “alquilér”, sino plenamente entregada a la causa de Dios. Deberíamos tener muy presente, se mire desde donde se mire, que Lucas ha querido mostrarnos con este canto (no sabemos si antes lo copistas lo habían transmitido de otra forma o de otra manera) a una joven que, después de lo que “ha pasado” en la Anunciación, es una joven “enamorada de Dios”. Esa es su fuerza.

III.3. Los temas, pues, podrían exponerse así: (1) la gozosa exaltación, gratitud y alabanza de María por su bendición personal; (2) el carácter y la misericordiosa disposición de Dios hacia todos los que le aceptan; (3) su soberanía y su amor especial por los humildes en el mundo de los hombres y mujeres; y (4) su especial misericordia para con Israel, que no ha de entenderse de un Israel nacionalista. La causa del canto de María es que Dios se ha dignado elegirla, doncella campesina, de condición social humilde, para cumplir la esperanza de toda doncella judía, pero representando a todas las madres del mundo de cualquier raza y religión. Y si en el judaísmo la maternidad gozosa y esperanzada era expectativa del Mesías, en María su maternidad es en expectativa de un Liberador.

III.4. Este canto liberador (no precisamente libertario) es para mostrar que, si se cuenta con Dios en la vida, todo es posible. Dios es la fuerza de los que no son nada, de los que no tienen nada, de los que no pertenecen a los poderosos. Es un canto de “mujer” y como tal, fuerte, penetrante, acertado, espiritual y teológico. Es un canto para saber que la muerte no tiene las últimas cartas en la mano. Es un canto a Dios, y eso se nota. No se trata de una plegaria egocéntrica de María, sino una expansión feminista y de maternidad de la que pueden aprender hombres y mujeres. Es, desde luego, un canto de libertad e incluso un programa para el mismo Jesús. De alguna manera, también así lo ha concebido Lucas, fuera o no su autor último.



domingo, 11 de agosto de 2013

DOMINGO 19º DEL TIEMPO ORDINARIO


“Jesús tomó la decisión de ir a Jerusalén”.

Estamos leyendo, en este ciclo C, el Evangelio de San Lucas, y desde hace varios domingos, (domingo 13, día 30 de junio) nos está diciendo que estamos realizando un camino: “Jesús tomó la decisión de ir a Jerusalén”. San Lucas quiere ejemplificar, mediante su narración evangélica, que el largo camino de Jesús a Jerusalén es cómo debe ser nuestra vida cristiana: un seguir a Jesús, un caminar con él, también nosotros hacia la Pascua.

En ese camino nos va presentando las diversas actitudes que debemos tener en el seguimiento de Jesús para realizarlo, a través del evangelio:

-sin poner condiciones (“déjame ir a enterrar a mi padre…”);
-disponible para ir a predicar (“designó a setenta y dos y los envió por delante a predicar”);
-amando al prójimo (un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó y cayó en manos de unos bandidos…”);
-recibiendo a Jesús (como Marta y María, cada uno con su estilo);
-orando (“Señor, enséñanos a orar”)
-cuidado con la avaricia… (“lo que has acumulado ¿de quién será?”)

El amor verdadero, el amor cristiano, el amor que comparte, es el que deben tener los discípulos de Jesús. Y hoy nos lo pide Él con el compartir… Es la llamada al amor cristiano eficaz hacia el hermano necesitado, compartiendo con él lo nuestro…

CONTEMPLAMOS LA PALABRA

I LECTURA

La lectura hace referencia a la noche de la liberación, al éxodo del pueblo, que, saliendo de Egipto, fue dirigido por Moisés hacia la tierra prometida. Y rescata algo que ocurre en cada situación de opresión: la solidaridad en los peligros y los bienes. El pueblo ha de vivir en fraternidad compartiendo la vida y el dolor.

Lectura del libro de la Sabiduría 18, 5-9

Como los egipcios habían resuelto hacer perecer a los hijos pequeños de los santos y de los niños expuestos al peligro, uno solo se salvó para castigarlos, tú les arrebataste un gran número de sus hijos y los hiciste perecer a todos juntos en las aguas impetuosas. Aquella noche fue dada a conocer de antemano a nuestros padres, para que, sabiendo con seguridad en qué juramentos habían creído, se sintieran reconfortados. Tu pueblo esperaba, a la vez, la salvación de los justos y la perdición de sus enemigos; porque con el castigo que infligiste a nuestros adversarios, tú nos cubriste de gloria, llamándonos a ti. Por eso, los santos hijos de los justos ofrecieron sacrificios en secreto, y establecieron de común acuerdo esta ley divina: que los santos compartirían igualmente los mismos bienes y los mismos peligros; y ya entonces entonaron los cantos de los Padres.
Palabra de Dios.
SALMO

Sal 32, 1. 12. 18-20. 22

R. ¡Feliz el pueblo que el Señor se eligió como herencia!

Aclamen, justos, al Señor: es propio de los buenos alabarlo. ¡Feliz la nación cuyo Dios es el Señor, el pueblo que él se eligió como herencia! R.

Los ojos del Señor están fijos sobre sus fieles, sobre los que esperan en su misericordia, para librar sus vidas de la muerte y sustentarlos en el tiempo de indigencia. R.

Nuestra alma espera en el Señor: Él es nuestra ayuda y nuestro escudo. Señor, que tu amor descienda sobre nosotros, conforme a la esperanza que tenemos en ti. R.

SEGUNDA LECTURA

Abrahám es capaz de una fe en la que se puede poner en juego todo, toda la vida, incluso la misma promesa de Dios, porque justamente ve en Dios a quien tiene que obedecer. Deberá discernir un cambio en su vida: lo que Dios le dio, lo que Dios bendijo, lo que Dios le entregó. Ahora será sacrificado por fidelidad a Dios. Solo Dios es absoluto, nada más lo es. No se puede retener ni lo que él dio.

Lectura de la carta a los Hebreos 11, 1-2. 8-19

Hermanos: La fe es la garantía de los bienes que se esperan, la plena certeza de las realidades que no se ven. Por ella nuestros antepasados fueron considerados dignos de aprobación. Por la fe, Abraham, obedeciendo al llamado de Dios, partió hacia el lugar que iba a recibir en herencia, sin saber adonde iba. Por la fe, vivió como extranjero en la Tierra prometida, habitando en carpas, lo mismo que Isaac y Jacob, herederos con él de la misma promesa. Porque Abraham esperaba aquella ciudad de sólidos cimientos, cuyo arquitecto y constructor es Dios. También por la fe, Sara recibió el poder de concebir, a pesar de su edad avanzada, porque juzgó digno de fe al que se lo prometía. Y por eso, de un solo hombre, y de un hombre ya cercano a la muerte, nació una descendencia numerosa como las estrellas del cielo e incontable como la arena que está a la orilla del mar. Todos ellos murieron en la fe, sin alcanzar el cumplimiento de las promesas: las vieron y las saludaron de lejos, reconociendo que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Los que hablan así demuestran claramente que buscan una patria; y si hubieran pensado en aquélla de la que habían salido, habrían tenido oportunidad de regresar. Pero aspiraban a una patria mejor, nada menos que la celestial. Por eso, Dios no se avergüenza de llamarse "su Dios" y, de hecho, les ha preparado una Ciudad. Por la fe, Abraham, cuando fue puesto a prueba, presentó a Isaac como ofrenda: él ofrecía a su hijo único, al heredero de las promesas, a aquél de quien se había anunciado: "De Isaac nacerá la descendencia que llevará tu nombre". Y lo ofreció, porque pensaba que Dios tenía poder, aún para resucitar a los muertos. Por eso recuperó a su hijo, y esto fue como un símbolo.
Palabra de Dios.

EVANGELIO

"Son bellas las cosas de la tierra; es precioso el dinero, el oro. Esa ambición, la autoridad, el poder, todo eso vale mucho. Pero san Lucas dice: sí, vale mucho. Manéjenlo, pero como quien espera a quien tiene que darle cuenta'. Es lo que dice el Concilio, que ha aprendido a dialogar con este mundo presente y le dice al mundo: sí, todas las cosas de la tierra son preciosas. Todo es hermoso, pero cuando se tiene el sentido de su trascendencia, de un Dios que las ha creado y de un Dios que ha de pedir cuenta en el uso de esas cosas".

Ì Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 12, 32-48

Jesús dijo a sus discípulos: "No temas, pequeño Rebaño, porque el Padre de ustedes ha querido darles el Reino. Vendan sus bienes y denlos como limosna. Háganse bolsas que no se desgasten y acumulen un tesoro inagotable en el cielo, donde no se acerca el ladrón ni destruye la polilla. Porque allí donde tengan su tesoro, tendrán también su corazón. Estén preparados, ceñidas las vestiduras y con las lámparas encendidas. Sean como los hombres que esperan el regreso de su señor, que fue a una boda, para abrirle apenas llegue y llame a la puerta. ¡Felices los servidores a quienes el señor encuentra velando a su llegada! Les aseguro que él mismo recogerá su túnica, los hará sentar a la mesa y se pondrá a servirlos. ¡Felices ellos, si el señor llega a medianoche o antes del alba y los encuentra así! Entiéndanlo bien: si el dueño de casa supiera a qué hora va a llegar el ladrón, no dejaría perforar las paredes de su casa. Ustedes también estén preparados, porque el Hijo del hombre llegará a la hora menos pensada". Pedro preguntó entonces: "Señor, ¿esta parábola la dices para nosotros o para todos?". El Señor le dijo: "¿Cuál es el administrador fiel y previsor, a quien el Señor pondrá al frente de su personal para distribuirle la ración de trigo en el momento oportuno? ¡Feliz aquél a quien su señor, al llegar, encuentra ocupado en este trabajo! Les aseguro que lo hará administrador de todos sus bienes. Pero si este servidor piensa: 'Mi señor tardará en llegar', y se dedica a golpear a los servidores y a las sirvientas, y se pone a comer, a beber y a emborracharse, su señor llegará el día y la hora menos pensada, lo castigará y le hará correr la misma suerte que los infieles. El servidor que, conociendo la voluntad de su señor, no tuvo las cosas preparadas y no obró conforme a lo que él había dispuesto, recibirá un castigo severo. Pero aquél que sin saberlo, se hizo también culpable, será castigado menos severamente. Al que se le dio mucho, se le pedirá mucho; y al que se le confió mucho, se le reclamará mucho más".
Palabra del Señor.

COMPARTIMOS LA PALABRA

Hoy el evangelio pide dos cosas: vigilancia y desprendimiento. Es continuación de lo que se nos leía el domingo pasado en el evangelio: “no atesoréis bienes terrenales… vuestro corazón se encadenaría a ellos”

Jesús lo pide todo esto dulcemente, y aunque lo hace con insistencia, también da tranquilidad. Hoy no utiliza anatemas que reserva para otro tipo de personas: los ricos y los hipócritas:

-¡Ay de vosotros los ricos! Porque ya recibisteis vuestro consuelo.
-¡Ay de vosotros, los que estáis hartos! Porque tendréis hambre.
-¡Ay de vosotros los que reís ahora! Porque lloraréis.

Pero Jesús distingue bien y no se mete con los ricos por ser ricos, sino por el hecho de vivir, cordial y afectivamente, apegados a las riquezas, haciendo del dinero un absoluto.

En teoría sabemos que es más importante Dios y las cosas de Dios que el dinero, pero no sé qué pasa que, en cuanto nos descuidamos, en cuanto no vigilamos… el dinero se acaba convirtiendo en lo importante… No tenemos más que mirar a nuestro alrededor: instituciones, personas y personajes… Hasta el joven rico se quedó triste, porque tenía muchos bienes, nos dice el evangelio… Y los cristianos mediocres entendemos esto de maravilla.

Y además de pedirnos que seamos desprendidos, nos pide “estar en vela”, porque hay que tener cuidado de todo y con todo. Dios nos quiere alerta y en situación de éxodo, de marcha, convencidos de que no somos dueños de nuestra vida, sino administradores… “al que mucho se le dio mucho se le pedirá… “

Quizás el problema real está en discernir cuál es el mayor bien para nosotros y qué medios hemos de poner para conseguirlo. Y por eso Jesús pregunta ¿dónde está tu tesoro…?

¿Qué tesoro tienes tú y qué puedes compartir con los demás? Esa es la fuerza transformadora del amor, que nos transforma a nosotros y transforma nuestra relación con los demás. Es la afirmación, con otras palabras, de que el amor permanece para siempre, que diría el apóstol Pablo.

Y la carta a los Hebreos recuerda “la fe es seguridad de lo que se espera, y prueba de los que no se ve…” Y cuántas cosas se nos recuerda que suceden por esa fe.

Quien ha descubierto este tesoro del amor desprendido y lo comparte pone en él todo su corazón y se mantiene vigilante. Es la mirada atenta y continua de la fe y del amor que adivinan el paso y la llamada del Señor para servirle en los hermanos.

La vigilancia a la que nos invita hoy el Señor ayuda a superar los miedos que solapadamente nos inspira el egoísmo y es garantía de que el Reino de Dios está llegando a nosotros, de que es verdadero nuestro amor a Dios y a los hermanos. Una de las cosas que más anulan el ánimo y disminuyen la vigilancia es el apego a las riquezas, “porque allí estará el corazón”.

Quienes se encontraban solos y marginados en el mundo, entonces y ahora, tienen que depositar su fe y confianza en aquel que había comprometido su palabra de no abandonar a quienes había dejado todo por seguirle a él. “No temas pequeño rebaño; porque vuestro Padre ha tenido a bien daros el Reino”.

Nosotros ¿confiamos en él? ¿Hemos puesto en él nuestro tesoro?



ESTUDIO BÍBLICO

Estad preparados

Iª Lectura: Sabiduría (18,6-8): Memoria de la pascua liberadora

I.1. La lectura de este día quiere describir la noche de salvación para Israel, la noche pascual, que se ha convertido en el paradigma nostálgico de un pueblo que siempre ha recurrido a su Dios para que lo liberara de todas las esclavitudes; que anhela salvación y que encuentra en el Dios comprometido con la historia la razón de ser de su identidad. Es, probablemente, un texto cultual, es decir, nacido en la liturgia. El c. 18 de este libro escrito en griego, para la comunidad judía de Egipto, es una memoria litúrgica de la noche pascual, de la noche de la libertad y de la noche de la luz. Nada hay tan celebrado en Israel como la noche pascual.

I.2. “Memoria” es mirar al pasado. Pero es más que eso, es tener presente que Dios siempre puede encender la luz de la salvación para su pueblo en cualquier momento que lo necesite. Se hace memoria para actualizar y para “sentir” la misma presencia liberadora de Dios, porque el pueblo, la comunidad, las personas siempre pueden estar amenazadas de esclavitud. Sólo en Dios es posible poner la esperanza, porque en sus manos está la luz.

IIª Lectura: Hebreos (11,1-2.8-19): La fe, por encima de la muerte

II.1. Hoy, la segunda lectura, tomada de Hebreos 11, llena de contenido esta parte de la celebración, con su visión práctica de la fe evocada a la luz de las grandes figuras de la “historia de la salvación” y de todos aquellos que, por amor de lo que esperaban y de las realidades invisibles, renunciaron a los honores terrenos. Se dice que con este capítulo, el autor de la carta a los Hebreos, que no es San Pablo desde luego, sino un maestro desconocido, compuso este sermón para mover a la fe a la comunidad, al igual que los padres del pueblo, pero ahora con la esperanza que procura Jesús y su obra. Él es el ejemplo de nuestra fe en Dios y de nuestra entrega a los hombres al comprender todas las flaquezas. Por esto es Sumo Sacerdote, porque siendo Dios, superior a los ángeles, a Moisés y a Aarón ,comprendió más que nadie los pecados de los hombres.

II.2. En nuestra peregrinación hacia Dios, en la tipología hacia el santuario celeste, tenemos un mediador y una seguridad que no tuvieron los padres del pueblo: al mismo Jesús. Por eso, creer, según lo que se propone en Hebreos 11, no es mirar al pasado, ni conservarlo, sino avanzar hacia el futuro. Quiere decir que debemos estar en camino, que no hay puntos muertos en la historia de la salvación. Como es lógico, la lectura de hoy solamente toma algunos aspectos de ese capítulo, y se debe leer el mismo en su totalidad. La figura de Abrahán, el padre del pueblo al que se le pidió todo, es el ejemplo. Si fuéramos realistas diríamos que Dios no pide la muerte de un hijo, el de las promesas. Eso es un “género simbólico” para decir que todo está en manos de Dios. Pero precisamente es en las manos de Dios donde está la resurrección, y ésa es la gran cuestión de la fe en Dios y una de las afirmaciones de más alcance de este texto de la carta a los Hebreos.

Evangelio: Lucas (12,32-48): La sabiduría de la vigilancia

III.1. El evangelio de Lucas nos ofrece aquí una serie de elementos que están en el Sermón de la Montaña, en Mateo, y un conjunto de parábolas (los criados que esperan a que su amo vuelva de unas bodas, el amo que vigila su casa por si llega un ladrón, y el administrador fiel al que se le ha confiado repartir el trigo) sobre la vigilancia y la fidelidad al Señor. La exhortación primera, que concluye con el dicho “donde está vuestro tesoro, allí está vuestro corazón”, es toda una llamada a la comunidad sobre el comportamiento en este mundo con respecto a las riquezas. Lucas es un evangelista que cuida, más que ningún otro, este aspecto tan determinante de la vida social y económica, porque escribía en una ciudad (Éfeso o Corinto) donde los cristianos debían tomar postura frente a la injusticia y la división de clases.

III.2. El dicho del tesoro y el corazón es un dicho popular que encierra mucha sabiduría de siglos. Pero es propio de estos dichos (el llamado “Evangelio Q” como algunos lo llaman actualmente) poner de manifiesto la radicalidad sapiencial y escatológica que se vivió en aquellos momentos. Si bien es verdad que el rigor apocalíptico ya no es determinante, sí lo es el sentido que mantienen estas palabras. Vigilar, ahora, ya no es estar preocupados por el fin del mundo, sino estar preocupados por no poner nuestro corazón en los poderes y las riquezas. Son dichos para comprometerse en nuestro mundo, aunque sin perder la perspectiva del mundo futuro.

III.3. Lucas sitúa esto en el programa de buscar el Reino de Dios, pidiendo y exigiendo al cristiano no desear las mismas cosas que desean y tienen los poderosos de este mundo. El Reino exige otros comportamientos. Así, pues, las parábolas sobre la vigilancia y la fidelidad vienen a ser como el comentario a esa actitud. Es una llamada a la responsabilidad en todos los órdenes, pero especialmente la responsabilidad de saberse en la línea de que la vida tiene una dimensión espiritual, trascendente, sabiendo que hay que ponerse en las manos de Dios. Eso no es una huida de lo que hay que hacer en este mundo; pero, por otra parte, tampoco ignorando que nos espera Alguien que un día se ceñirá para servirnos si le hemos sido fieles. Ése de quien habla Jesús en la parábola, es Dios. Nosotros, mientras, administramos, trabajamos, ayudamos a los más pobres y necesitados, como una responsabilidad muy importante que se nos ha otorgado.