domingo, 29 de septiembre de 2013

DOMINGO 26º DEL TIEMPO ORDINARIO


"Si no escuchan a Moisés y a los Profetas,
aunque resucite alguno de entre los muertos, tampoco se convencerán".

Todos los profetas que hablan por boca de Dios llevan consigo la denuncia de los abusos y las injusticias que provocan una desigualdad social. Mientras algunas personas gozan de gran abundancia de riquezas y poder, otros considerados pobres, son condenados cada vez más a la miseria y la indignidad.

Por el contrario la experiencia de Dios va dirigida a toda la humanidad: Construir entre todos los hombres y mujeres de este mundo la gran familia de Cristo. Y consiste en ir creando una fraternidad que compartes sus dones y va sembrando espacios de justicia, de amistad, de solidaridad, de comprensión, de aceptación de todos.

CONTEMPLAMOS LA PALABRA

PRIMERA LECTURA

El profeta denuncia a quienes apoyan su poder en el esplendor de la ciudad, a la cual dominan, y hacen ostentación de sus riquezas, que fueron conseguidas gracias al hambre del pueblo. Estos no tendrán siempre el poder, no será eterna su riqueza y su lujo. Otros los suplantarán y los llevarán cautivos. Porque el poder humano cae junto a la riqueza y todo lo que ha construido la vanidad humana.

Lectura de la profecía de Amós 6, 1. 4-7

¡Ay de los que se sienten seguros en Sión! Acostados en lechos de marfil y apoltronados en sus divanes, comen los corderos del rebaño y los terneros sacados del establo. Improvisan al son del arpa, y como David, inventan instrumentos musicales; beben el vino en grandes copas y se ungen con los mejores aceites, pero no se afligen por la ruina de José. Por eso, ahora irán al cautiverio al frente de los deportados, y se terminará la orgía de los libertinos
Palabra de Dios.
SALMO

Salmo 145, 7-10

R. ¡Alaba al Señor, alma mía!

El Señor hace justicia a los oprimidos y da pan a los hambrientos. El Señor libera a los cautivos. R.

El Señor abre los ojos de los ciegos y endereza a los que están encorvados. El Señor ama a los justos. R.

El Señor protege a los extranjeros, sustenta al huérfano y a la viuda y entorpece el camino de los malvados. R.

El Señor reina eternamente, reina tu Dios, Sión, a lo largo de las generaciones. R.

SEGUNDA LECTURA

El apóstol quiere transmitir a este pastor lo fundamental y decisivo para vivir el ministerio. ¿Qué recomendaríamos hoy a nuestros pastores? ¿Qué les pediríamos que cumplan para vivir fielmente su ministerio?

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo 6, 11-16

Hombre de Dios, practica la justicia, la piedad, la fe, el amor, la constancia, la bondad. Pelea el buen combate de la fe, conquista la Vida eterna, a la que has sido llamado y en vista de la cual hiciste una magnífica profesión de fe, en presencia de numerosos testigos. Yo te ordeno delante de Dios, que da vida a todas las cosas, y delante de Cristo Jesús, que dio buen testimonio ante Poncio Pilato: observa lo que está prescrito, manteniéndote sin mancha e irreprensible hasta la Manifestación de nuestro Señor Jesucristo, Manifestación que hará aparecer a su debido tiempo el bienaventurado y único Soberano, el Rey de los reyes y Señor de los señores, el único que posee la inmortalidad y habita en una luz inaccesible, a quien ningún hombre vio ni puede ver. ¡A él sea el honor y el poder para siempre! Amén.
Palabra de Dios.

EVANGELIO

La situación del pobre es terrible, indigna, nos espanta. Si viéramos a una persona en esta situación probablemente no nos acercaríamos por el rechazo que provoca. Y sin embargo, es puesto como ejemplo de quienes entrarán a la casa de Dios. Hoy podríamos también pasar por muchas plazas de nuestras grandes ciudades, o por estaciones de trenes, metro y micros. Esos hombres, mujeres y niños, que nos causan rechazo son otros Lázaros, que nos precederán probablemente en el seno de Abrahán.

Ì Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 16, 19-31

Jesús dijo a los fariseos: Había un hombre rico que se vestía de púrpura y lino finísimo y cada día hacía espléndidos banquetes. A su puerta, cubierto de llagas, yacía un pobre llamado Lázaro, que ansiaba saciarse con lo que caía de la mesa del rico; y hasta los perros iban a lamer sus llagas. El pobre murió y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham. El rico también murió y fue sepultado. En la morada de los muertos, en medio de los tormentos, levantó los ojos y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro junto a él. Entonces exclamó: "Padre Abraham, ten piedad de mí y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en el agua y refresque mi lengua, porque estas llamas me atormentan". "Hijo mío, respondió Abraham, recuerda que has recibido tus bienes en vida y Lázaro, en cambio, recibió males; ahora él encuentra aquí su consuelo, y tú, el tormento. Además, entre ustedes y nosotros se abre un gran abismo. De manera que los que quieren pasar de aquí hasta allí no pueden hacerlo, y tampoco se puede pasar de allí hasta aquí". El rico contestó: "Te ruego entonces, padre, que envíes a Lázaro a la casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos: que él los prevenga, no sea que ellos también caigan en este lugar de tormento". Abraham respondió: "Tienen a Moisés y a los Profetas; que los escuchen". "No, padre Abraham, insistió el rico. Pero si alguno de los muertos va a verlos, se arrepentirán". Pero Abraham respondió: "Si no escuchan a Moisés y a los Profetas, aunque resucite alguno de entre los muertos, tampoco se convencerán".
Palabra del Señor.

COMPARTIMOS LA PALABRA

Los que se fían solo de las riquezas

Amós denuncia como todo profeta, las grandes injusticias sociales que le toco vivir en su tiempo. Y paradójicamente estas palabras resuenan siempre con gran actualidad, en el mundo en que vivimos.

Hoy la brecha que existe entre los países ricos y los países pobres, es cada vez más notoria y pone de manifiesto la gran desigualdad social.
El profeta pretende llamar la atención del pueblo que selló la alianza con Dios, es decir que lleven a cabo una vida basada en la justicia, el amor, y la solidaridad, con el mismo amor que Dios tiene a su pueblo.

El camino de la fe en Dios

Descubrir la verdadera experiencia de Dios en la vida es un requisito imprescindible para vivir de acuerdo al programa del Evangelio de Cristo. Este es el lema que con gran entusiasmo intentó predicar San Pablo en las comunidades por las que pasó.

La fe que el apóstol defiende no es una tarea fácil, pero es posible intentar vivir centrado en Dios, con profundidad y gran esperanza, porque ante todo es un Dios de vida más allá de este mundo.

La experiencia cristiana protagonizada por Cristo y por el hombre, es una apuesta de salvación para todos, una salvación que cosiste en recorrer un camino junto a Jesús, y donde se pone de manifiesto una serie de requisitos resumido en hacer el bien y obrar con justicia.

Compartir la vida y Construir Fraternidad

La parábola de Jesús en este domingo sirve para evidenciar que la Palabra de Dios sigue actualizándose en nuestras vidas aquí y ahora. Sorprende comprobar la descripción que Jesús realiza sobre los tiempos convulsos en ámbitos sociales, políticos económicos, culturales, que nos puede hacer pensar y tomar conciencia de nuestra condición cristiana.

Los problemas de nuestro mundo, hacen posible que nos paremos a pensar de qué modo hacemos presente el Reino de Dios en nuestras vidas. Una de las consecuencias de la crisis por la que estamos pasando es el aumento de un 5,4% de ricos en España en 2012. Paradójicamente al igual que hay más ricos, también comprobamos como cada vez hay más familias que no perciben ayudas, ni ingresos. Esto claramente nos debe alarmar y tomar conciencia de la sociedad en la que nos estamos convirtiendo y construyendo.

El camino inaugurado por Jesús de Nazaret está dedicado principalmente a la lucha por la justicia, por un mundo nuevo donde todos podamos formar parte del Reino de Dios, y para ello se establece una forma de ser: Compartir y hacer más fraternas nuestras vidas.

Uno de los pilares fundamentales de las primeras comunidades cristianas era compartir entre sus miembros no solo la vida, sino también los bienes y ponerlos en común. Además juntos celebraban la fe en Jesucristo de una forma admirable. Esta forma de vivir y relacionarse produjo gran sorpresa y admiración por comprobar una gran fraternidad en la unidad.

Una consideración importante señalar es que las riquezas como tal, no son malas, Jesús no era contrario a ellas. Él mismo compartió banquetes y conversaciones con clases pudientes de su tiempo. Pero lo que sí criticó con dureza es la acumulación desproporcionada de riquezas y de poder de los dirigentes de Galilea, cometiendo injusticias y enriqueciéndose a costa de las personas más débiles y humildes de la sociedad.

En este punto es donde Jesús se mostró contrario y radical, con la parábola, pues para seguir sus pasos se deben poner en práctica las mismas actitudes y opciones que Él hizo. Compartir toda la vida y sembrar el amor, la justicia, y la igualdad de todos, porque todos estamos llamados a ser hijos e hijas de Dios.



ESTUDIO BÍBLICO

La justicia, ahora, tiene que ver con nuestra felicidad futura

Iª Lectura: Amós (6,1-7):

I.1. Una de las “invectivas” más fuertes y acres del profeta Amós es ésta que se lee en este domingo y que nos recuerda las situaciones más escandalosas de la sociedad de consumo. El profeta de la justicia social sabe advertir contra aquellos que se refugian en un “boom económico” como está viviendo en esos instantes el reino del Norte, Israel, cuya capital, Samaría, era muy lujosa. Una sociedad de consumo es bien injusta desde todos los puntos de vista: los ricos se hacen más ricos y los pobres más pobres en la medida en que el lujo, el dinero, el poder, es sólo de unos pocos. El profeta no callará.

I.2. Pero vemos que el profeta no pretende pedir apretarse el cinturón ante una crisis que se avecina; el problema es más de raíz: el pueblo elegido tiene que vivir según los criterios de Dios que pide la justicia y la igualdad para todos. Su ideología no es la de un hombre desfasado, sino la de aquél que siente que Dios no puede soportar la irresponsabilidad humana. Llegará, como llegó, la crisis, la destrucción por medio de la gran potencia Asiria. La injusticia trae destrucción; siempre ha sido así. La conciencia crítica de los profetas es una alerta siempre necesaria. Molestan nuestra comodidad, pero son imprescindibles para nuestra conciencia adormecida.

IIª Lectura: Iª Timoteo (6,11-16): Perseverancia en la fe, como confianza

El texto de la carta a Timoteo es una llamada a la lucha por la fe. El hombre piadoso, religioso, sabe que en este mundo, mantener la fe, no es fácil, porque las cosas de Dios y del evangelio no se imponen por sí mismas. Otros dioses, otros poderes, roban el corazón de los hombres y es necesario mantener la perseverancia. Pero esta virtud no es la cerrazón en una ideología, sino la dinámica que nos abre al proyecto futuro de Dios. Este mundo tiene que ir consumándose en la justicia, en la solidaridad, en el amor...hasta que llegue la manifestación de la plenitud de Dios, que nos ha revelado Jesucristo.

Evangelio: Lucas (16,19-31): ¡Construyamos el cielo como Dios quiere, no el infierno!

III.1. El evangelio de Lucas cierra el famoso capítulo social que el domingo pasado planteaba cuestiones concretas para los cristianos, como el amor al dinero o a las riquezas y la actitud que se debe mantener (Lc 16). Se cierra con la famosa parábola del pobre Lázaro y el rico epulón, que es lo opuesto a la parábola con la que se abría el mismo. El rico epulón es el motivo para poner de manifiesto, en la mentalidad de Lucas, lo que espera a los que no son capaces de compartir sus riquezas con los pobres. Y no ya solamente dando limosnas, sino que la parábola es mucho más concluyente: la situación de Lázaro se produce por la actitud del que se viste de púrpura y lino y celebra grandes fiestas. Esta narración parabólica da mucho de sí para hablar, hoy más que nunca, de las diferencias sociales; del empobrecimiento mundial, de la deuda que muchos pueblos del Tercer y Cuarto mundo no pueden soportar. Y se hablará, incluso, del “infierno” que muchos se merecen… Veamos algunos aspectos.

III.2. La culpabilidad del rico siempre está en oposición a alguien que vive miserablemente y a quien él debería haber sacado de ese mal. De ahí que la figura de Lázaro, el pobre, aparezca en toda la narración como punto de referencia del rico, no solamente mientras están los dos en este mundo, sino muy especialmente en el más allá. Cuando el rico vive su situación de desgracia, ya irreversible según la ideología del texto, pide y ruega que Lázaro le refresque su lengua con la punta de sus dedos (v. 24); o que se le mande para que advierta a sus hermanos (v. 27). ¿Es un adorno literario, pasivo, para confirmar lo que se ha definido en el v.25? Es mucho más que eso. No intentemos definir el “infierno” al pie de la letra de la narración, con llamas o algo así: ¡sería una equivocación teológicamente imperdonable! Consideramos que se quiere poner el dedo en la llaga como conciencia crítica expresada de una forma semiótica por la figura del pobre, que tiene un nombre propio, a quien él debería haber liberado. Y es que la riqueza en sí no es neutra, ni se recibe nunca como bien discriminatorio, como muchos defendían en la mentalidad del judaísmo del tiempo de Jesús y del cristianismo primitivo.

III.3. La acumulación de riquezas es injusta; pero es más injusta todavía cuando al lado (y hoy, al lado, por los medios de comunicación, son miles de kilómetros) hay personas que ni siquiera tienen las migajas necesarias para comer. A nosotros nos parece que la culpabilidad de los ricos (o de los pueblos ricos) que se comportan frente a los miserables como el de nuestro ejemplo está absolutamente presente desde el principio al final de la narración, y esto sin recurrir a una alegorización excesiva de la misma. Pero no deja de ser curioso que el rico ni siquiera tiene nombre. Es un rico sin nombre… ¡qué curioso!. En la parábola, por el contrario, quien tiene nombre propio es Lázaro. No es eso lo que sucede precisamente en nuestro mundo de relaciones sociales injustas. Los ricos salen en todos los periódicos y hablan de ellos todas las revistas financieras y del corazón. Y además, el rico sin nombre bien que sabe el nombre que tiene el pobre: ¡Lázaro!, signifique lo que signifique (Eleazar, en hebreo significa “Dios es mi ayuda”). ¡Todo esto da que pensar en la parábola que Jesús ha inventado, no solamente de una historia, sino de muchas historias reales!

III.4. El rico es culpable frente a Lázaro, no frente a los pobres en general, que siempre puede ser una excusa; frente a una persona con nombre propio que se ha encontrado en su vida. Eso, desde luego, no quita que también se pueda hablar de la esperanza de los pobres frente al Dios justo, aquí representado por Abrahán. El abismo, pues, entre los ricos y los pobres, según Lucas quiere poner de manifiesto, puede y debe cambiarse en el presente. El futuro se hace en el presente y quien sabe cambiar su presente, cambia también el futuro. Este es el objetivo final también de la narración sobre el rico epulón y el pobre Lázaro, como lo era del administrador de la injusticia que supo repartir el dinero acumulado de su señor para hacerse amigos; no se lo guardó para él. Pero los que usan las riquezas sólo para sí... se están cerrando el futuro.


domingo, 22 de septiembre de 2013

DOMINGO 25º DEL TIEMPO ORDINARIO



“El que es fiel en lo poco, también es fiel en lo mucho”

Hoy la Palabra de Dios nos recuerda la idea de que todos somos simplemente administradores de los recursos de Dios. Debemos administrar el tiempo que se nos ha dado, los bienes de que disponemos, los afectos que engendramos,… y nuestra gestión debe tener un objetivo: el bien común, la construcción del Reino. Ni los bienes ni la propia administración son fines en sí mismos, sino medios para llegar a una realidad más humana y más justa.

Amós critica a aquellos que en situación de escasez engañan a los más pobres robándoles lo poco que tienen. Amós criticaría hoy a aquellos que explotan a los más débiles con contratos basura, a aquellos que compran materias primas a precio de saldo, a los especuladores inmobiliarios,…

San Pablo nos invita a orar todos unidos, sin divisiones, ya que todos hemos sido salvados y somos uno en Cristo, y nos invita especialmente a orar por los gobernantes, quizá por el peso que tienen sus decisiones en nuestras vidas.

El Evangelio relata la parábola del administrador astuto, que se asegura el futuro una vez despedido, y nos recuerda por un lado que quién de fiar en lo pequeño, en el día a día, en la cotidianidad será de fiar en lo importante y con lo importante no se refiere a lo económico sino a lo humano. No se puede servir a Dios y al dinero.

CONTEMPLAMOS LA PALABRA

I LECTURA

Hoy podríamos decir lo mismo que el profeta Amós. Quizá con otras frases, como "la corrupción mata" o "los pobres siempre son víctimas de los negocios del poder". Pero la cuestión siempre es la misma: una injusticia sin freno, inescrupulosa e impune. Pero no así para Dios, porque él "no se olvidará de lo que hacen a los pobres".

Lectura de la profecía de Amós 8, 4-7

Escuchen esto, ustedes, los que pisotean al indigente para hacer desaparecer a los pobres del país. Ustedes dicen: "¿Cuándo pasará el novilunio para que podamos vender el grano, y el sábado, para dar salida al trigo? Disminuiremos la medida, aumentaremos el precio, falsearemos las balanzas para defraudar; compraremos a los débiles con dinero y al indigente por un par de sandalias, y venderemos hasta los desechos del trigo". El Señor lo ha jurado por el orgullo de Jacob: Jamás olvidaré ninguna de sus acciones.
Palabra de Dios.
SALMO

Salmo 112, 1-2. 4-8

R. ¡Alaben al Señor, que alza al pobre!

Alaben, servidores del Señor, alaben el Nombre del Señor. Bendito sea el Nombre del Señor, desde ahora y para siempre. R.

El Señor está sobre todas las naciones, su gloria se eleva sobre el cielo. ¿Quién es como el Señor, nuestro Dios, que tiene su morada en las alturas, y se inclina para contemplar el cielo y la tierra? R.

Él levanta del polvo al desvalido, alza al pobre de su miseria, para hacerlo sentar entre los nobles, entre los nobles de su pueblo. R.

SEGUNDA LECTURA

La oración ha de ser sincera, limpia y honesta. El autor plantea una oración universal, como la que hacemos en la misa, en la que oramos por todos y cada uno de los miembros de la sociedad.

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo 2, 1-8

Querido hijo: Ante todo, te recomiendo que se hagan peticiones, oraciones, súplicas y acciones de gracias por todos los hombres, por los soberanos y por todas las autoridades, para que podamos disfrutar de paz y de tranquilidad, y llevar una vida piadosa y digna. Esto es bueno y agradable a Dios, nuestro Salvador, porque él quiere que todos se salven y lleguen al conocimiento de la verdad. Hay un solo Dios y un solo mediador entre Dios y los hombres: Jesucristo, hombre él también, que se entregó a sí mismo para rescatar a todos. Éste es el testimonio que él dio a su debido tiempo, y del cual fui constituido heraldo y Apóstol para enseñar a los paganos la verdadera fe. Digo la verdad, y no miento. Por lo tanto, quiero que los hombres oren constantemente, levantando las manos al cielo con recta intención, sin arrebatos ni discusiones.
Palabra de Dios.

EVANGELIO

Jesús decía a sus discípulos: El que es fiel en lo poco, también es fiel en lo mucho, y el que es deshonesto en lo poco, también es deshonesto en lo mucho. Si ustedes no son fieles en el uso del dinero injusto, ¿quién les confiará el verdadero bien? Y si no son fieles con lo ajeno, ¿quién les confiará lo que les pertenece a ustedes? Ningún servidor puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se interesará por el primero y menospreciará al segundo. No se puede servir a Dios y al Dinero.

Ì Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 16, 1-13

Jesús decía a los discípulos: Había un hombre rico que tenía un administrador, al cual acusaron de malgastar sus bienes. Lo llamó y le dijo: "¿Qué es lo que me han contado de ti? Dame cuenta de tu administración, porque ya no ocuparás más ese puesto". El administrador pensó entonces: "¿Qué voy a hacer ahora que mi señor me quita el cargo? ¿Cavar? No tengo fuerzas. ¿Pedir limosna? Me da vergüenza. ¡Ya sé lo que voy a hacer para que, al dejar el puesto, haya quienes me reciban en su casa!". Llamó uno por uno a los deudores de su señor y preguntó al primero: "¿Cuánto debes a mi señor?". "Veinte barriles de aceite", le respondió. El administrador le dijo: "Toma tu recibo, siéntate en seguida, y anota diez". Después preguntó a otro: "Y tú, ¿cuánto debes?". "Cuatrocientos quintales de trigo", le respondió. El administrador le dijo: "Toma tu recibo y anota trescientos". Y el señor alabó a este administrador deshonesto, por haber obrado tan hábilmente. Porque los hijos de este mundo son más astutos en su trato con los demás que los hijos de la luz. Pero yo les digo: Gánense amigos con el dinero de la injusticia, para que el día en que éste les falte, ellos los reciban en las moradas eternas. El que es fiel en lo poco, también es fiel en lo mucho, y el que es deshonesto en lo poco, también es deshonesto en lo mucho. Si ustedes no son fieles en el uso del dinero injusto, ¿quién les confiará el verdadero bien? Y si no son fieles con lo ajeno, ¿quién les confiará lo que les pertenece a ustedes? Ningún servidor puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se interesará por el primero y menospreciará al segundo. No se puede servir a Dios y al Dinero.
Palabra del Señor.

COMPARTIMOS LA PALABRA

En la Primera lectura Amós critica a los poderosos que en tiempos de crisis (los Asirios habían destruido el Reino del Norte de Israel y el pueblo vivía en la escasez) aprovechan la oportunidad para enriquecerse, y enriquecerse no engañando a los comerciantes o autoridades, sino explotando a los más pobres, a los miserables. ¿A qué nos recuerdan esas palabras hoy?

En la Segunda Lectura, cuando San Pablo anuncia la salvación para todos y nos pide que oremos unos por otros, y especialmente por aquellos que tienen responsabilidades de gobierno, y que lo hagamos limpios de ira y divisiones. La oración común es un instrumento generador de cambio, primero porque es capaz de generar espacios de encuentro entre aquellos que están divididos (los primeros pasos en materia ecuménica se debieron a oraciones conjuntas). En estos momentos en los que los conflictos armados son una realidad, la petición de Pablo de orar unidos y hacerlo por los gobernantes es una petición que nos ha actualizado el Papa Francisco y a la que todas las personas de buena voluntad deberíamos sumarnos.

El Evangelio nos relata la parábola del administrador astuto, que ante la pérdida de su puesto encontró la forma de garantizarse un futuro. Es curioso ver cómo se desarrolla la parábola: el hombre rico despide al administrador por lo que le cuentan de él, y el administrador se ve en la necesidad de asegurarse un futuro; un futuro que no se había asegurado previamente, ya que si hubiera venido defraudando a su señor no hubiera tenido la necesidad de obrar con esa urgencia a posteriori. Puede que ese sea el motivo de la felicitación del señor, que reconociendo implícitamente una gestión justa ha descubierto el engaño final producido precisamente por la falta de previsión del administrador, que ha gestionado bienes durante años y nada ha acaparado. Ni siquiera se guarda nada para él, solamente se garantiza que le reciban cuando lo necesite.

Jesús nos llama a gestionar sabiamente, a no acaparar, a no poner el dinero como fin en sí mismo, sino como un medio para vivir y construir una realidad más justa. Si vives para acaparar, apegado a lo económico, ese apego no te dejaré ser libre para servir a Dios.

La parábola habla del injusto dinero, situándolo en un nivel inferior a las cosas cuya gestión es realmente importante. Hay una frase que dice: “Todo lo que se puede comprar con dinero es barato”. ¿Quién puede comprar el abrazo de un ser querido que ha fallecido? ¿O el perdón verdadero de una persona a la que hemos hecho daño? ¿O la salud? No debemos olvidarnos de las cosas cuya gestión también requiere nuestro esfuerzo, y que a veces descuidamos.

El Evangelio habla de la responsabilidad en lo cotidiano, en las cosas pequeñas que nos prepara para ser responsables en los momentos cruciales. Son las cosas sencillas las que van construyendo nuestra vida, y son esas pequeñas acciones las que marcan la diferencia.



ESTUDIO BÍBLICO

No se puede servir a dos señores

Iª Lectura: Amós (8,4-7): Contra el dinero como religión

I.1. Hoy nos enfrentan los textos de la liturgia con esa realidad que se valora tanto en la vida de los hombres: el poder, el dinero y la vanagloria. Sabemos que la religión debe estar inmersa en la vida de cada día como planteamiento ético y no podemos soslayar los criterios más determinantes que deben identificar a una comunidad cristiana en el mundo. En este sentido, la primera lectura, tomada del profeta Amós, es una buena muestra de lo que decimos. Sabemos que el profeta de Tekoa de Israel es el representante más cualificado del profetismo social. Es una invectiva contra los mercaderes y negociantes que se percatan que la religión les estorba a sus planes; quieren que pasen las fiestas sagradas, el sábado, día del Señor, para poder emprender su tarea financiera, y con ello, las injusticias que conlleva la avaricia de los que son amantes del dinero.

I.2. No quiere decir que todos los empresarios sean avarientos, pero el profeta sabe el terreno que pisa. El tema que el profeta vislumbre es que su religión y su dios es el dinero, pero no obstante no quieren saltarse ciertas reglas de comportamiento religioso en los días festivos religiosos; incluso algunos pueden aparentar ser muy religiosos, pero su corazón está donde está su tesoro. El profeta Amós pone el dedo en la llaga y sigue siendo bien actual.

IIª Lectura: Iª Timoteo (2,1-8): ¡Para que vivamos en paz!

II.1. Seguimos la lectura de la 1Tim del domingo pasado con un trozo que es bien actual a causa de las responsabilidades de los que dirigen las naciones. Se piden oraciones por ellos para que acierten en sus decisiones. Hoy, en estos momentos, en que el mundo vive la confrontación armada en distintos territorios; en que las decisiones de los jefes de Estado ya no es solamente una responsabilidad política, sino ética; o es ética en cuento es política, no podemos ignorar el sentido de esta lectura de hoy. El mundo vive en guerra; la guerra se hacen con armas poderosas: se venden, se compran, mueren muchos inocentes; se hacen promesas de tregua y siguen hablando los cañones. Hay intereses internacionales en esos conflictos. Es necesario elevar las manos al cielo para pedir la paz y la concordia, sin cólera, sin odios ni rencores.

II.2. Dios, el Señor del mundo, tiene otra estrategia para la humanidad: la salvación y la paz. La afirmación de que “Dios quiere que todos los hombres se salven” no debería perderse nunca de vista en el planteamiento de la vida ética y social de la humanidad. El proyecto de Dios es un proyecto de vida, de felicidad y de solidaridad. El autor de la carta lo plantea –como si fuera Pablo-, como un verdadero proyecto ético cristiano. Debemos aceptar a los dirigentes, especialmente los que han sido elegidos democráticamente (aunque en el texto se hable con la mentalidad de reyes y gobernantes). Pero no tenemos por qué callar ante sus injusticias y estrategias de poder. El cristiano vive en el mundo y debe saber vivir en libertad. Pero esa libertad está inserta en su corazón, porque el cristiano se siente verdaderamente hijo de Dios.

Evangelio: Lucas (16,1-13) ¡Con el dinero no se juega!: Otra lectura del dicho

III.1. El evangelio de hoy es uno de los momentos más sociales de la obra de Lucas, en consonancia con el mensaje del profeta Amós. Corresponde este texto a la primera parte de Lc 16, y quiere mostrar el planteamiento nuevo de cómo los discípulos tienen que comportarse en este mundo, en el que uno de los valores más deseados por todos es la riqueza (lo que es lo más estimable para los hombres). El ejemplo del administrador sagaz, listo, inteligente, que no injusto propiamente hablando, es el punto de partida de toda la enseñanza de los vv. 9-13 (que es lo que se propone propiamente para el evangelio de hoy, en que se puede omitir la lectura de la parábola, aunque es ésta la que debía explicarse en profundidad); aquí se desestabiliza prácticamente la tradición representada por los fariseos, justificada desde hacía tiempo por la tesis de que la riqueza era considerada como una bendición de Dios (Cf Prov 3,16; 8,18; 10,22; 11,16; 21, 17; 22,4), olvidando la crítica profética contra los que amontonan poder y riquezas.

III.2. Al final de la parábola del administrador sagaz, el v.8 plantea el interrogante de cómo ha podido ser alabado un hombre que ha actuado de forma y manera que la fortuna del "hombre rico" va a quedar reducida, ya que los dos casos que se nos presentan solamente sirven de modelo paradigmático de todos los deudores - "y llamando a cada uno de los deudores de su señor" v.5, es decir a “todos”. La parábola, muy probablemente, ha sido transformada desde una historia singular de un administrador de un hombre rico, a una narración en la que indirectamente está presente Dios como "señor", quien ha puesto las riquezas de la creación al servicio de los hombres, y nosotros solamente somos administradores que un día debemos dar cuentas de nuestra actuación. Todo lo que sea acumular riquezas es una injusticia, una falsedad. Esa es la razón por la cual es alabado el administrador tras haber sido informado "el señor" de su proceder. Porque este Señor de la parábola no es un vulgar terrateniente, que acumula riquezas injustamente, sino el dueño del mundo. La acusación o difamación que se había hecho de este ecónomo, se va a volver en contra de los mismos difamadores. Este hombre es el que ha entendido de verdad la forma en que deben tratarse y usarse las riquezas en este mundo: con equidad. Por eso, el hombre rico de esta parábola ha pasado a ser el Señor, el juez de todos los hombres ricos de este mundo, que en vez de ser administradores "que actúan sagazmente", se han quedado en ser ricos, acumulando riquezas, endeudando a los pobres cada vez más y exigiéndoles más de lo que pueden dar.

III.3. El administrador, por el contrario, es un ejemplo. Él ha podido enriquecerse sin medida y, sin embargo, a la hora de entregar las cuentas de su administración, se encuentra con las manos vacías. En lo único en que puede confiar es en haber actuado con prudencia, con sagacidad, con sabiduría y equidad con los deudores. La aplicación del v.9: "y yo os digo: haceos amigos con el Mammona (dinero) de la injusticia, para que cuando venga a faltar os reciban en las moradas eternas", es lo mismo que ha hecho el administrador de la parábola, según la reflexión que él mismo se hace en el v. 4. El v. 9, siempre ha planteado problemas de traducción: pero lo que llanamente se quiere decir es que en vez de hacerse con las riquezas, que son engañosas, lo que debemos es preocuparnos de hacer amigos, es decir, hacer el bien con ellas, cuando se poseen o se administran. Con las riquezas, lo que uno debe pretender es hacerse amigos, haciendo el bien, en vez de acumular poder. Esto es, en verdad lo más práctico (phrónimos), lo más justo y lo más positivo que los cristianos deben hacer con los bienes que Dios nos ha encomendado en este mundo. No se puede hacer amigos, si no es compartiendo con ellos los bienes; es la mejor manera de usar las riquezas. Lo contrario, además de ser un escándalo en la perspectiva del Reino, nos cierra el futuro que está en las manos de Dios.

III.4. Podemos entender ahora que “el señor” –que claramente en la parábola no puede ser más que Dios-, haya felicitado al gerente, porque ha sabido actuar de manera que las riquezas no vengan a ser injustas o engañosas. Casi todos consideran las riquezas en este mundo como el futuro más seguro, y debe ser verdad, si no fuera porque un día debemos enfrentarnos con la realidad de que tenemos que desprendernos de todo y dar cuentas al Señor. Se hace mención de Mammona, que es un juego de palabras; en su raíz aramea expresa esa seguridad, y de ahí su injusticia, porque ellas roban toda la armonía, la equidad y la sabiduría humana. Un día hay que dejarlo todo; por eso, lo verdaderamente inteligente es hacer lo que hizo el administrador, quien, al contrario de los criterios de los que sirven a dos señores, a Dios y a la seguridad del dinero, ha preferido servir a su señor, usando las riquezas que se le han encomendado para hacerse amigo de los hombres, en vez de contribuir a acumular riquezas engañosas para él o para el señor.

III.5. Se dice que la imagen de la comunidad lucana es un reflejo del objetivo social concreto que afecta a toda su obra: el equilibrio económico intracomunitario. Ello no significa, sin embargo, que tuviera "in mente" un programa de tipo socio-político para toda la sociedad. Los intereses profundos que mueven a Lucas se reducen a planteamientos de una ética que se implica en el seguimiento, en el discipulado cristiano; tratando, por otra parte, de dar respuesta a problemas concretos de las relaciones entre ricos y pobres, y de las opciones que debía tomar su comunidad respecto de las riquezas para vivir de acuerdo con los criterios del Reino de Dios. Lucas lo tiene claro: no se puede servir a Dios y al dinero.




sábado, 21 de septiembre de 2013

GOLETA ANCUD: SENTIMIENTOS DE GRATITUD CONMEMORANDO 170 AÑOS DE LA GESTA



CONCURRIDA MISA POR ANIVERSARIO 170°
DE LA MIGRACIÓN CHILOTA A MAGALLANES



En el santuario de Jesús Nazareno se efectuó ayer a las 20 horas la tradicional misa de las organizaciones chilotas, programada para dar gracias por la “Toma de Posesión del Estrecho de Magallanes” e inicio del poblamiento chilote en la Patagonia e islas australes como lo recordó el Pbro. Miguel Velásquez, rector del templo del Nazareno, símbolo viviente de la cultura  de las islas chilotas en la región.



Familias de origen insular oraron por la Patria. “Por las autoridades y por todos los chilenos y chilenas. Que seamos agradecidos de nuestros antepasados de cuya herencia podemos disfrutar cada día”. Los jóvenes pidieron a Dios por Chiloé y Magallanes. “Por nuestras familias que tienen sus raíces  en las islas y por nosotros que habitamos en la Patagonia. Que valoremos nuestra cultura y sepamos transmitirla a nuestros descendientes”. También los niños chilotes expresaron sus deseos a Jesús: “Por nuestra región y por todas las organizaciones que representan la tradición chilota en Magallanes; que sepamos trabajar por la unidad respetando la autonomía de cada institución y desterrando toda forma de rivalidad”.



A la misa concurrieron dirigentes de organizaciones sociales y culturales de raigambre chilota junto a los parlamentarios Pedro Muñoz y Carolina Goić.



La música religiosa fue interpretada por los integrantes del Conjunto Llauquil de Quellón, de visita en la zona con motivo de este aniversario que conmemora el comienzo de la chilenización de Magallanes; encargada por el gobierno nacional precisamente a las autoridades de la provincia de Chiloé donde se construyó y equipó la goleta Ancud que cumplió su cometido en un día como hoy, 21 de septiembre, en 1843.



domingo, 15 de septiembre de 2013

DOMINGO 24º DEL TIEMPO ORDINARIO



"Este hombre recibe a los pecadores y come con ellos"

Las lecturas de hoy nos hacen caer una vez más en la tendencia que tenemos las personas a tropezar, a errar haciendo las cosas mal, dañando a los demás y en contra de la Creación. Sin embargo los cristianos/as encontramos y experimentamos una gran esperanza: la infinita Gracia que Dios padre/madre misericordioso, derrocha sobre nosotros/as. Así es como nos lo presentarán hoy en los distintos libros de la Biblia: arrepentidos, encontramos su compasión y nos acoge de nuevo en su seno.

CONTEMPLAMOS LA PALABRA

I LECTURA

A pesar de que el pecado del pueblo ha sido muy grande, Moisés confía en que Dios puede perdonar. En su oración apela a la memoria de Dios: "Acuérdate de nuestros padres, acuérdate de tus promesas". Moisés sabe, por la experiencia de su pueblo, qué bueno es Dios. Esto le da confianza para pedir. Y nos da a nosotros un hermoso modelo de oración de intercesión.

Lectura del libro del Éxodo 32, 7-11. 13-14
El Señor dijo a Moisés: "Baja en seguida, porque tu pueblo, ése que hiciste salir de Egipto, se ha pervertido. Ellos se han apartado rápidamente del camino que yo les había señalado, y se han fabricado un ternero de metal fundido. Después se postraron delante de él, le ofrecieron sacrificios y exclamaron: 'Este es tu Dios, Israel, el que te hizo salir de Egipto'". Luego le siguió diciendo: "Ya veo que éste es un pueblo obstinado. Por eso, déjame obrar: mi ira arderá contra ellos y los exterminaré. De ti, en cambio, suscitaré una gran nación". Pero Moisés trató de aplacar al Señor con estas palabras: "¿Por qué, Señor, arderá tu ira contra tu pueblo, ese pueblo que tú mismo hiciste salir de Egipto con gran firmeza y mano poderosa? Acuérdate de Abraham, de Isaac y de Jacob, tus servidores, a quienes juraste por ti mismo diciendo: 'Yo multiplicaré su descendencia como las estrellas del cielo, y les daré toda esta tierra de la que hablé, para que la tengan siempre como herencia'". Y el Señor se arrepintió del mal con que había amenazado a su pueblo.
Palabra del Señor.

SALMO

Salmo 50, 3-4. 12-13. 17. 19

R. Iré a la casa de mi Padre.

¡Ten piedad de mí, Señor, por tu bondad, por tu gran compasión, borra mis faltas! ¡Lávame totalmente de mi culpa y purifícame de mi pecado! R.

Crea en mí, Dios mío, un corazón puro, y renueva la firmeza de mi espíritu. No me arrojes lejos de tu presencia ni retires de mí tu santo espíritu. R.

Abre mis labios, Señor, y mi boca proclamará tu alabanza. Mi sacrificio es un espíritu contrito, tú no desprecias el corazón contrito y humillado. R.

SEGUNDA LECTURA

Podemos releer este pasaje y hacer nuestra cada una de estas palabras. San Pablo recuerda su propio pecado como perseguidor de la Iglesia. Cada uno de nosotros tendremos algún pecado que recordar. Y también cada uno de nosotros tiene una misión en el plan de Dios. Hagamos con este texto esta oración de reconocimiento y alabanza.

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo 1, 12-17
Querido hijo: Doy gracias a nuestro Señor Jesucristo, porque me ha fortalecido y me ha considerado digno de confianza, llamándome a su servicio a pesar de mis blasfemias, persecuciones e insolencias anteriores. Pero fui tratado con misericordia, porque cuando no tenía fe, actuaba así por ignorancia. Y sobreabundó en mí la gracia de nuestro Señor, junto con la fe y el amor de Cristo Jesús. Es doctrina cierta y digna de fe que Jesucristo vino al mundo para salvar a los pecadores, y yo soy el peor de ellos. Si encontré misericordia, fue para que Jesucristo demostrara en mí toda su paciencia, poniéndome como ejemplo de los que van a creer en él para alcanzar la Vida eterna. ¡Al Rey eterno y universal, al Dios incorruptible, invisible y único, honor y gloria por los siglos de los siglos! Amén.
Palabra de Dios.


EVANGELIO

El padre de la parábola vio llegar a su hijo y se conmovió. La expresión literal es "se conmocionó hasta las entrañas". Ya Zacarías, el padre de Juan Bautista, había hablado de "las entrañas de misericordia de nuestro Dios" (Lc 1, 78). Así es la misericordia de Dios, honda y visceral. En las parábolas, Jesús nos transmite su experiencia del amor de Dios. Como Moisés, Jesús sabe que Dios se deja conmover, que podemos tocarlo en su fibra más íntima, que podemos estremecerlo hasta las entrañas, cuando con sencillez nos presentamos delante de él.

Ì Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 15, 1-32

Todos los publicanos y pecadores se acercaban a Jesús para escucharlo. Pero los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: "Este hombre recibe a los pecadores y come con ellos". Jesús les dijo entonces esta parábola: "Si alguien tiene cien ovejas y pierde una, ¿no deja acaso las noventa y nueve en el campo y va a buscar la que se había perdido, hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, la carga sobre sus hombros, lleno de alegría, y al llegar a su casa llama a sus amigos y vecinos, y les dice: 'Alégrense conmigo, porque encontré la oveja que se me había perdido'. Les aseguro que, de la misma manera, habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta, que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse". Y les dijo también: "Si una mujer tiene diez dracmas y pierde una, ¿no enciende acaso la lámpara, barre la casa y busca con cuidado hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, llama a sus amigas y vecinas, y les dice: 'Alégrense conmigo, porque encontré la dracma que se me había perdido'. Les aseguro que, de la misma manera, se alegran los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierte". Jesús dijo también: "Un hombre tenía dos hijos. El menor de ellos dijo a su padre: 'Padre, dame la parte de herencia que me corresponde'. Y el padre les repartió sus bienes. Pocos días después, el hijo menor recogió todo lo que tenía y se fue a un país lejano, donde malgastó sus bienes en una vida licenciosa. Ya había gastado todo, cuando sobrevino mucha miseria en aquel país, y comenzó a sufrir privaciones. Entonces se puso al servicio de uno de los habitantes de esa región, que lo envió a su campo para cuidar cerdos. Él hubiera deseado calmar su hambre con las bellotas que comían los cerdos, pero nadie se las daba. Entonces recapacitó y dijo: '¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan en abundancia, y yo estoy aquí muriéndome de hambre! Ahora mismo iré a la casa de mi padre y le diré: Padre, pequé contra el Cielo y contra ti; ya no merezco ser llamado hijo tuyo, trátame como a uno de tus jornaleros'. Entonces partió y volvió a la casa de su padre. Cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió profundamente; corrió a su encuentro, lo abrazó y lo besó. El joven le dijo: 'Padre, pequé contra el Cielo y contra ti; no merezco ser llamado hijo tuyo'. Pero el padre dijo a sus servidores: 'Traigan en seguida la mejor ropa y vístanlo, pónganle un anillo en el dedo y sandalias en los pies. Traigan el ternero engordado y mátenlo. Comamos y festejemos, porque mi hijo estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y fue encontrado'. Y comenzó la fiesta. El hijo mayor estaba en el campo. Al volver, ya cerca de la casa, oyó la música y los coros que acompañaban la danza. Y llamando a uno de los sirvientes, le preguntó que significaba eso. Él le respondió: 'Tu hermano ha regresado, y tu padre hizo matar el ternero engordado, porque lo ha recobrado sano y salvo'. Él se enojó y no quiso entrar. Su padre salió para rogarle que entrara, pero él le respondió: 'Hace tantos años que te sirvo, sin haber desobedecido jamás ni una sola de tus órdenes, y nunca me diste un cabrito para hacer una fiesta con mis amigos. ¡Y ahora que ese hijo tuyo ha vuelto, después de haber gastado tus bienes con mujeres, haces matar para él el ternero engordado!'. Pero el padre le dijo: 'Hijo mío, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo. Es justo que haya fiesta y alegría, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido encontrado'".
Palabra del Señor.

COMPARTIMOS LA PALABRA

El Señor se fía y se confía de nosotros

En la segunda lectura San Pablo, con harta pasión, nos transmite su experiencia de conversión. Una experiencia de conversión profunda que le lleva a pasar de perseguidor de cristianos a cristiano perseguido. El Señor puso su confianza en él y él aceptó llevar a cabo el ministerio del apostolado. Llama la atención que la experiencia de Dios de Pablo es una experiencia de Jesús resucitado, alguien a quien él no ha conocido en vida pero a quien sí ha experimentado y de quien ha recibido la redención. Una experiencia de redención tal que le hace llevar una vida de entrega. Es esta lectura una invitación a cada uno de nosotros mismos a cerrar los ojos y recordar el momento de nuestra vida, quizás más de uno, en el que hemos sentido esa experiencia extrema de Dios, el momento o momentos en los que recordamos haber sentido con fuerza esa confianza de Dios en nosotros y nuestra respuesta de mutua confianza y compromiso en la construcción del Reino.

¿Cuáles son nuestros becerros de oro?

No hace falta que expliquemos aquí qué es el pecado. Cada uno de nosotros tenemos la experiencia personal, quizás demasiado frecuente, de vernos impulsados a cometer el mal, incluso en contra, muchas veces, de nuestra voluntad más profunda, como se lamenta San Pablo en alguna ocasión. En la lectura del Éxodo se nos muestra un pueblo enfervorizado que ha sustituido a su Dios por un objeto de metal. Hoy tenemos que preguntarnos nosotros cuántos becerros nos separan cada día de honrar, enaltecer, hacer grande con nuestros actos, a nuestro Dios, y a quién rendimos pleitesía en su lugar. Si estamos poniendo por delante nuestras cosas, objetos, rutinas, proyectos materiales, antes que las personas o el propio sentido que las crearon o por las que surgieron o están ahí.

Puede ser ésta una pregunta para hacernos de forma individual, en lo que atañe a nuestra relación personal con Dios, pero también una pregunta que nos hagamos de forma comunitaria en lo que respecta a determinados enfoques u orientaciones que puedan estar alejándonos de una verdadera espiritualidad cristiana.

Siendo humildes para reconocer y reparar el error cometido, y misericorddiosos con el hermano que vuelve a la casa del Padre, construimos el Reino

En el Evangelio de hoy Jesús nos muestra con imágenes cotidianas el empeño que Dios pone en cada uno de nosotros. Nos lo presenta como un pastor preocupado por todas y cada una de sus ovejas, como una mujer empeñada en conservar hasta la última moneda de su patrimonio, o como un padre amoroso que se goza en la vuelta a casa del hijo que se había marchado renunciando a su familia. Porque, y esto es lo que quiere significar, todos y cada uno de nosotros, sus hijos e hijas, somos importantes, valiosos y amados para el Señor.

Démonos cuenta de que Jesús comienza estas parábolas porque está siendo cuestionado en su actitud frente a los pecadores: “Ese acoge a los pecadores y come con ellos”. Critican que Jesús se sale del orden establecido en la sociedad judía de la época porque trata de tú a tú con recaudadores de impuestos, con prostitutas, con enfermos a los que se creían así a causa del pecado, o con los que su propio origen o profesión les hacía indignos de relación con ellos e incluso sin posibilidad de salvación divina, los no pertenecientes al pueblo judío: samaritanos, romanos,… A todos ellos Jesús, con la parábola del hijo pródigo, les hace saber que también son amados por Dios. Que la Gracia de Dios y el amor del padre/madre es tan grande, y su misericordia tal, que no tiene en cuenta cuán imperfectos seamos, o cuán importantes hayan sido nuestros pecados a los ojos de las personas, pues somos dignos de implorar su perdón. Ser humildes para reconocer nuestros errores y volver a su casa, que siempre nos está esperando y nos va a acoger. ¡Qué gran experiencia la de saberse perdonado! Pero hace falta mucha humildad para postrarse primero ante Él y reconocerse pecador. No sucede así con el hermano mayor. Nos encontramos frente a quien se siente perfecto ante Dios. Cumplidor de todas las normas, obediente de los preceptos pero que, incapaz de llevarlos a cabo con amor, no puede sentir compasión por el sufrimiento de su hermano que regresa. Es incapaz, por tanto, de mostrar misericordia. La respuesta del padre a su reclamo, “Hijo, tu siempre estás conmigo”, le da la clave: está haciendo lo que se espera de él, pero sin “vivir con el padre” sin sentir de verdad la salvación, sin sentir el Reino, sin sentir al padre. Quizás encontremos aquí un paralelismo con la común actitud de cifrar la buena conducta con el cumplimiento de ciertas prácticas religiosas, como la comunión o confesión frecuentes, la misa dominical, y evitar después el encuentro sincero y dialogante con hermanos nuestros que viven situaciones sociales de marginación, defienden posicionamientos ideológicos y políticos discordantes, o que afrontan orientaciones sexuales divergentes, entre otros, añadiendo el alejamiento y la hostilidad de nuestras comunidades a los de la propia sociedad.

No tiene cabida, a la luz de esta parábola, el rencor ni el resentimiento en la comunidad cristiana. Sólo la alegría y el festejo cada vez que uno de nosotros busca reconciliarse, congeniarse, con el Señor. No habrá reconciliación verdadera sin esa aproximación primera, sin la actitud de reparación del daño, en donde se incluye el acercamiento y la reconciliación con el resto de nuestros hermanos. La actitud de vuelta del hijo menor es humilde, con disposición de entrar al servicio, como jornalero de la casa. Y el ambiente que proclama el padre ante tal actitud es de jovialidad, alegría banquete y fiesta.

Cabe pues preguntarnos ahora cuál es nuestra actitud. Primero frente al pecado personal: arrepentimiento verdadero, sin condiciones, actitud de reparación, poniéndonos al servicio, implorando misericordia. En segundo lugar nuestra actitud como hermanos mayores de la parábola, como cristianos/as implicados/as en la construcción del Reino: ¿cómo ponemos en práctica la corrección fraterna en nuestros grupos y comunidades, para procurar un mejor ambiente y vivir una continua fiesta de reconciliación? ¿Cómo llevamos a cabo la acogida que Dios padre/madre nos pide que tengamos ante quienes se acercan a nuestras comunidades queriendo vivir una experiencia de Dios, desde sus propias realidades particulares, sin condiciones, en paz y dignidad, como hijos/as suyos que son?



ESTUDIO BÍBLICO

La generosidad de Dios con los pecadores

Iª Lectura: Éxodo (32,7-14): No nos hagamos un dios inferior a nosotros

I.1. En esta lectura podemos percibir resonancias especiales. Moisés está en la montaña del Sinaí dialogando con Dios y recibiendo instrucciones para desarrollar el código de la Alianza, y esas resonancias son valoradas de forma variada en una lectura crítica del texto. En realidad desde el c. 24 del Éxodo hasta este capítulo 32 que leemos hoy, se nos ofrece un ciclo sobre el culto que deja al pueblo sin el apoyo del profeta Moisés. Entonces el pueblo, alentado por Aarón, se hace un becerro de oro. Ya es significativa esa separación, ese momento de Moisés lejos del pueblo; sin la voz profética que le señale el camino, el pueblo se pierde.

I.2. Dios le reprocha a Moisés la actitud del pueblo, y Moisés, sin bajar a conocer la realidad, intercede ante Dios y éste perdona al pueblo de la Alianza. ¿Qué significa todo esto? Son muchas las corrientes y actitudes que se quiere representar en esta lectura. ¿Quién es el Dios de Israel? ¡Un ser libre, absolutamente libre! El pueblo se hace un dios a su antojo, recurre a un dios tangible, manipulable, como una estatua, para poderlo manejar. Cuando no se escucha la voz de Dios cercana, el hombre se pierde. Se hace un dios, pero un dios que ni siente ni padece. Sin duda que todo esto está presente en esa escena famosa del becerro de oro. Este fue el primer pecado del pueblo de la Alianza, después de ese gran acontecimiento liberador del Éxodo. Pero el Dios de Israel sabe perdonar, aunque exija fidelidad.

IIª Lectura: Iª Timoteo (1,12-17): Apóstol, para predicar la gracia

La segunda lectura es una densa presentación de la vocación apostólica de Pablo, el que persiguió a la Iglesia, por ignorancia de que en Cristo Jesús estaba la salvación del hombre y la suya propia. El autor de esta carta, identificándose con Pablo hasta los tuétanos, resalta una cosa muy particular y que no debemos olvidar nunca en la proclamación del mensaje cristiano: que Cristo vino al mundo para salvar a los pecadores. Es lo que se ha llamado siempre, y muy especialmente en la Orden de Predicadores y de su fundador Santo Domingo, la “predicación de la gracia”. Eso es lo que siempre debe proclamar la Iglesia y tenemos que tener presente continuamente los evangelizadores.

Evangelio: Lucas (15): Jesús habla de Dios

III.1. El evangelio del día nos lleva a lo que se ha llamado, con razón, el corazón del evangelio de Lucas (c. 15). Tres parábolas componen este capítulo. Hoy, a elección, se puede o no leer la última también, sin duda la más famosa y admirada, la parábola conocida como la del “hijo pródigo”. Pero en realidad esa parábola se lee mejor en el tiempo de Cuaresma como preparación a la Pascua. En todo caso queda de manifiesto que Lucas 15 es un capítulo clave en la narración de este evangelista. Como corazón, es el que impulsa la vida, el ardor, la fuerza del evangelio o de la predicación de Jesús. Es un capítulo que se confecciona para responder a las acusaciones críticas de los que escuchan y ven a Jesús actuar de una forma que pone en evidencia su concepción de Dios y de la religión.

III.2. Las dos parábolas “gemelas” (de la oveja y la dracma perdidas, respectivamente), que preceden a la del hijo pródigo (que debería llamarse del padre misericordioso), vienen a introducir el tema de la generosidad y misericordia de Dios con los pecadores y abandonados. En los dos narraciones, la del pastor que busca a su oveja perdida (una frente a noventa y nueva) y la de la mujer que por una moneda perdida (que no vale casi nada), pone patas arriba toda la casa hasta encontrarla, se pone de manifiesto una cosa: la alegría por el encuentro. Estas parábolas, junto a la gran parábola del padre y sus dos hijos, intentan contradecir muchos comportamientos que parecen legales o religiosos, e incluso lógicos, pero que ni siquiera son humanos. El Reino de Dios llega por Jesús a todos, pero muy especialmente a los que no tienen oportunidad de ser algo. Jesús, con su comportamiento, y con este tipo de predicación profética en parábolas, trasmite los criterios de Dios. Los que se escandalizan, pues, no entienden de generosidad y misericordia.

III.3. Comienza todo con esa afirmación: “se acercaba a él todos los publicanos y pecadores”. Es muy propio de Lucas subrayar el “todos”, como en 14,33 cuando decía que quien no se distancia (apotássomai) de todos los bienes… Y también merece la pena tener en cuenta para qué: “para escucharle”. Escuchar a Jesús, para aquellos que todo lo tienen perdido, debe ser una delicia. También se acercaban, como es lógico, los escribas de los fariseos, pero para “espiar”. Serían éstos, según las palabras de Is 6,9-10, los que escuchaban pero no podían entender, porque su corazón estaba cerrado al nuevo acontecimiento del Reino que Jesús anunciaba en nombre de su Dios, el Dios de Israel. Con esas palabras se despide Pablo del judaísmo oficial romano de la sinagoga en Hch 28. No debemos olvidar que en las tres parábolas de Lc 15 se quiere hablar expresamente del Dios de Jesús. Por tanto, no solamente en la parábola del padre de los dos hijos (entre ellos el pródigo), sino también en la del pastor y en la de la pobre mujer que pierde su dracma.

III.4. Así, pues, se acercaban a él, para escucharlo, los publicanos y pecadores, porque Jesús les presentaba a un Dios del que no les hablaban los escribas y doctores de la ley. Un Dios que siente una inmensa alegría cuando recupera a los perdidos es un Dios del que pueden fiarse todos los hombres. Un Dios que se preocupa personalmente de cada uno (como es una oveja o una dracma) es un Dios que merece confianza. El Dios de la religión oficial siempre ha sido un Dios sin corazón, sin entrañas, sin misericordia, sin poder entender las razones por las cuales alguien se ha perdido o se ha desviado. Es curioso que eso lo tengan que hacer ahora las terapias psicológicas y no esté presente en la experiencia religiosa oficial. No se trata de decir que Dios ama más a los malos que a los buenos. Eso sería una infamia del un fundamentalismo religioso irracional. Lo que Dios hace, según Jesús, según el evangelista Lucas, es comprender por qué. La terapia del reino debería ser la clave del cristianismo. Y la mejor manera para abandonar la vida sin sentido no es hablar de un Dios inmisericorde, sino del Dios real de Jesús que espera siempre sentir alegría por la vuelta, por la recomposición de la existencia y de la dignidad personal.